sábado, 31 de diciembre de 2011

El fin, el inicio y la necesidad de confesiones y cursilerías.

Faltan veinte minutos y un año más perece con cada tic-toc y tic-toc del reloj. Toda la vida se reduce a una simple onomatopeya... tic-toc, tic-toc, tic-toc. Escucho los cuetes, los truenos y los que supongo yo son balazos; me imagino a las personas brindando, abrazándose, besándose por primera vez, perdonándose, riendo, reflexionando, gritando, bailando, bebiendo, hablando, gritando... un mundo de gente que celebra. Este año nuevo, lo celebro cómoda y calientita en mis pijamas, acostada sobre mi cama, observando a mi hijo dormir, mientras escucho el Songs For Swingin' Lovers de Frank Sinatra (10 minutos) y a mi esposo mover y remover platos en la cocina, sonrío y pienso que no hay mejor celebración que esta, mi familia. El modo de vida de hoy en día se ha convertido en un interminable festín de materialismo y consumismo sin tregua que termina por asesinar el espíritu humano, por lo que es difícil a veces ver y apreciar aquello que realmente importa. La vida me ha dado un giro y me ha mostrado tantas perspectivas que jamás creí existían... darse cuenta de que ella es un mar infinito de posibilidades es maravilloso y no hay mayor felicidad que aceptarlas y aventarse a lograr cada una de ellas.

A un minuto de la llegada del año nuevo, tan sólo les digo que muchas felicidades. Aunque no los conozca personalmente ni les llegue a abrazar, les deseo lo mejor de la vida. No se dejen llevar por las malas lenguas, desechen las amistades que se disfracen de buenas y les causen daño, jamás dejen pasar las oportunidades y atrévanse a decir "a la chingada, ¿por qué no?". La vida es camino de ida y no hay boleto de regreso, así que lo que hagan, háganlo con ganas y jamás se arrepientan de ello. Dios, El Universo, La Vida, como quieran verlo, trabaja de maneras que jamás comprenderemos, pero que siempre serán para nuestro beneficio, si sabemos aceptar los golpes de la vida y levantarnos para seguir adelante. Todo en esta vida pasa, así que los problemas hay que saborearlos y los momentos felices para siempre atesorarlos. 12:00am.... ¡Feliz Año! Los quiero y les deseo un encuentro con ustedes mismos y con la felicidad. Ahora... a empinar las copas, ¡SALUD!

Lo mejor... Novo Pilota, E.T.E.R.N.A.U.T.A.

5. E.T.E.R.N.A.U.T.A., Novo Pilota

Debo decir que este es un disco muy cercano a mi corazón por diversas razones, siendo una de ellas, que me habla de una ciudad que camina con las piernas rotas; una ciudad que muchos dan por muerta, sin embargo, otros como yo, no perdemos la esperanza de que renazca desde sus propias cenizas. E.T.E.R.N.A.U.T.A. es un álbum que fue garrando terreno y rompiendo barreras entre espacios que veían -y lamentablemente aún ven- al rock como una pérdida de tiempo; una forma de música que tan sólo llama al desorden o de alguna forma al diablo, así como diría la abuela. Es rock con corazón e inteligencia, tanto en la letra como en la música guitar-driven; Novo Pilota toma el género como excusa y justificación para expresar y soltar la greña, así como tiempo atrás lo hicieron Hendrix o Dylan, quienes se convirtieron en parte de la iconografía de toda una generación. Este cuarteto del Paso del Norte ya es parte del consciente colectivo de muchos en esta ciudad y su E.T.E.R.N.A.U.T.A. es la bandera con la cual marchan a través de quienes pretenden silenciar a toda una generación... "¿Quién grita? Y, ¿a quién gritas?".

Aquí abajo una de las mejores canciones del disco, 'Odio Cósmico', durante su presentación en el programa Checkwantu (www.checkwantu.tv para ver la entrevista y la presentación en su totalidad).


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lo mejor... Fleet Foxes y Bon Iver

6. Helplessness Blues, Fleet Foxes

Gracias a 'White Wynter Hymnal', me volví una devota empedernida de los Fleet Foxes. Fue amor a primera vista; no es un grupo que requiera habilidades sobrenaturales para convencer o enarmorarlo a uno. Así que un par de años más tarde, al regresar con Helplessness Blues, yo ya era una fiel creyente en su doctrina folk-y. El álbum lo podría describir como preciosista, grandioso; tiene esta sensación de abertura, de un fluir orgánico y tal vez un tanto rústico. Me encanta el barroquismo interpretativo de las canciones: las guitarras, las percusiones, las voces... sobre todo las voces, siempre en perfecta armonía. Sé que el folk, sobre todo este tipo, el cual puede llegar a ser un poco recargado, es difícil de escuchar y no es del gusto de muchos... conozco tan sólo a un puñado de gente que les gusta o lo aguantan a duras penas. Se toma su tiempo, no se puede apresurar y así es como este disco funciona. No es lento, sin embargo no se apresura en exponer al rojo vivo el alma, si no, letras como "I walk with others in me, yearning to get out. Claw at my skin and gnash their teeth and shout. One of them wants only to be someone you'd admire; one would as soon just throw you on the fire" no tendrían manera de explicarse. Le canta al verdadero romántico, a la persona atrapada dentro de sí, confundida y esquizofrénica. Realmente una belleza de álbum.

 'Grown Ocean'



6.1 Bon Iver, Bon Iver

Sí, soy una sucia tramposa, ¿y qué? Si por mí fuera en un top 10, nombraría dos discos por número, a final de cuentas es mi lista. Y en ninguna lista puede faltar Bon Iver. De hecho, queda perfecto en este número de temática folk; si estamos con los Fleet Foxes, el brinco hacia Bon Iver no será tan difícil. Este segundo LP se alejó un tanto más de lo que fue el For Emma, Forever Ago. Para empezar, se despoja del sonido orgánico del primero e incorpora un ambiente un tanto electrónico, lleno de distorsiones y guitarras eléctricas. 'Perth' y  'Hinnom, Tx' son ejemplo de ello. 'Perth' sobre todo, es la que pega con la sorpresa de que este álbum corre hacia el lado opuesto del mito de Bon Iver y Justin Vernon; es el antagonista a For Emma... Es el espíritu ya no quebrado por el desamor y la enfermedad, sino por la vida en sí y todas su paradojas.  En definitiva una obra más compleja y completa, aunque continuando con ese sonido, o estilo, o feeling, o ambiente, o como quieran verlo, al cual alude su nombre: buen invierno. Es melancolía evolutiva, genuina; la pugna del sonido sintetizado en contra del sentimiento enrevesado e indeleble del ser humano. Llega a acercarse peligrosamente hacia lo pretencioso, como en 'Beth/Rest' y aun así, salir triunfante. Verdaderamente de los mejores discos que escuché este año.

El paisajismo de 'Holocene'

martes, 27 de diciembre de 2011

Lo mejor... The Black Keys, El Camino

7. El Camino, The Black Keys

Presentar un álbum durante los últimos días del año, a mí parecer, no puede ser cosa muy buena; los discos fuertes, sólidos, esos tan esperados, ya salieron, ya se han escuchado y han tenido el tiempo suficiente para que se acrecente el gusto hacia ellos por quienes los escuchamos. Así, al llegar al final del año, han tenido su natural evolución y posicionamiento dentro de nuestros gustos -queramos o no, tendemos a calificar de mejor a peor todas las cosas... de lo que más nos gusta a lo que menos nos gusta. Pero luego, llegan discos como El Camino y el deleite es tanto que somos capaces de sacrificar algo que tardó en ganarse su lugar, y es que es tan bueno el disco que cómo dejarlo fuera, tan sólo por llegar al final; supongo que aquí se hace realidad eso que dicen "los últimos serán los primeros" o "lo mejor siempre llega al final", etc. Lo escucho y lo escucho, y entre más lo hago, más me gusta. Es bueno escuchar música temática, de esa que pide atención, seria y profunda, intelectual, hasta cierto punto, pero también es bueno escuchar música que es simplemente divertida como toda la que presentan los Black Keys. Es música que le hace desear a uno estar frente a ellos en un concierto, tan sólo para brincar, gritar, cantar y bailar.

'Run Right Back', pegajosa y fabulosa

Lo mejor... Okkervil River, I Am Very Far

8. I Am Very Far, Okkervil River

Me fascinan los artistas que leen y esta agrupación de músicos es de esos, la prueba está en el nombre, el cual salió de un cuento corto por parte de la autora rusa Tatyana Tolstaya. Conocidos por sus discos temáticos, Okkervil River, originarios de la meca musical tejana (Austin), presentaron en abril I Am Very Far, su sexto álbum dentro de una discografía muy impresionante, debo decir. Este es uno de esos proyectos que se tiene que escuchar y más si a uno le da por lo indie, lo melódico, lo rockero -sin llegar a ser estridente. Parte de su belleza es que no es un grupo que haya llegado a ser parte del establishment, osease, golpearle la cara de la fama y la fortuna (y la mercadotecnia y las modas). Ya  hablando entre nosotros, ojalá nunca lo haga; este es el encanto que guardan, el ser parte de un círculo quisquilloso de personas que disfrutan este tipo de música y de ambientes, que saben lo que escuchan y que son capaces de discernir entre algo bueno y con potencial o algo malo y que pronto terminará en el desecho. Escuchar discos como I Am Very Far lo incluye a uno dentro de ese círculo. Aquí podrán leer un poco más sobre lo que pienso de este disco: http://singinfrogz.blogspot.com/2011/04/i-am-very-far-el-nuevo-album-de.html

Una buenísima canción 'Wake and Be Fine'

lunes, 26 de diciembre de 2011

Lo mejor... Beirut y Anna Calvi

9. The Riptide, Beirut

5:58am y con una taza de café, acompañado de galletas navideñas, escucho The Riptide nuevamente. Jamás me ha gustado referirme a cierto tipo de música o discos u obras como "bonito" o "bello" o cosas por el estilo. Ese tipo de adjetivos, en casos como este, no dicen gran cosa, o de hecho, no dicen nada del todo. No es una opinión, vaya. Pero qué le puedo hacer, pues Beirut hace este tipo de música bella; llena de matices, de tonalidades y profundidades. Son canciones que guardan un feeling muy peculiar... cálidos, amigables, hogareños, características que son particularmente notorias en The Riptide, un álbum que salió por ahí de agosto -y que aun en medio del invierno se escucha maravillosamente bien. Escuchar canciones como 'Santa Fe' proporcionan esa sensación de lugar común, y cómo no, si Zach Condon la escribió en honor a su ciudad de origen, Santa Fe, Nuevo México. 'East Harlem' también tiene su toque mágico y honesto, con Condon haciendo una declaración de amor hacia su profesión, quizá... Sound is the color I know, sound is what keeps me looking for your eyes. And sound of your breath in the cold, and oh, the sound will bring me home again. Creo que en una industria en donde la mentira es la que vende, encontrar sinceridad en la música y en la letra lo hacen a uno disfrutar de ella verdaderamente; es ahí en donde uno se encuentra. 

Excelente canción, excelente video... 'Santa Fe'




9.1 Anna Calvi, Anna Calvi

De acuerdo, sé que esto es hacer trampa, pero no pude tacharla de mi lista, así de simple. Y es que escuchar la voz de Anna es un embrujo. Su música, su estilo, su voz, todo es tan seductor, tan provocativo que es imposible negarle la invitación. Calvi es sublime y compite con mujeres como Annie Clarke o Leslie Feist en un mundo en donde aun, no busquemos negarlo, el male-alpha-dog es quien rifa y controla. Pero dejémoslo a mujeres como ella para demostrar el poder espiritural, artístico y creativo que la mujer guarda en el interior (y no, no soy feminista). Sobre sale, no sólo por el poder de su voz, raposa en veces, profunda y grave, sino por sus habilidades como guitarrista, tan así que ha sido invitada para colaborar en tours de Interpol y Arctic Monkeys. Su música muestra influencias tanto de Opera como de Rock, desde Jimmi Hendrix hasta Edith Piaf. 'Suzanne & I', por ejemplo, tiene un sonido reminiscente de los 80s, y si ponen mucha atención, podrán escuchar en el coro la voz del afamado y siempre raro Brian Eno, quien ha sido el mentor de Calvi desde el inicio. Díganme si datos como este no les pica la curiosidad. Aunque estoy segura que una vez que se dejen llevar por el embrujo de esta prodigiosa belleza inglesa, cualquier dato tangencial quedará mermado al instante.

Versión en vivo de 'Blackout' 

viernes, 23 de diciembre de 2011

Lo mejor.... TV On The Radio, Nine Types of Light

Otro año más... bye bye. Espero que ya estén haciendo sus listas (mentales, escritas, a quién le importa) sobre todo lo que quieren lograr para el nuevo año; reflexionen sobre todo lo que quedó por hacerse en este que ya termina y vean con buenos ojos todo aquello que fue de su agrado, y por qué no, lo que no lo fue también. Una de las tantas listas que hago, porque de manera casi patológica hago listas (es como terapéutico para mí), es la lista de lo mejor que escuché en el año. Antes gustaba de hacer mi lista en cuanto a cine, pero siendo que la calidad de salas de proyección en esta ciudad es una verdadera y reverenda mierda en cuanto a lo que ofrecen, me he dado por vencida; la música es lo único seguro en la vida. Eso y la muerte, pero para qué nos vamos a terrenos tan pesimistas.

Como les decía, yo hago listas y junto a mí, escrito en las últimas páginas de algún cuaderno, con tinta negra, tengo una lista de discos que salieron este año y escuché fervorosamente, casi con una cierta obsesión en algunos casos. Es una lista larga de más de 30 discos; se me ha dificultado enormemente escoger solo diez. Esto del elitismo no se me da. Si pudiera los escogería a todos. Fue un muy buen año para artistas nuevos como James Blake o Grouplove, sin embargo, fueron los veteranos quienes se llevaron los laureles este año. Bandas/Músicos como Radiohead, My Morning Jacket, Bright Eyes, Björk, Fredrik, Decemberists, Death Cab For Cutie, The Antlers, Clap Your Hands Say Yeah, entre otras, regresaron con una fuerza impresionante... un momentum que fue creciendo con los años. Expectación y altas esperanzas se dejaban sentir, ver y escuchar en tantas almas melómanas, unidas por ese hilo plateado. En fin... a lo que voy.



10. Nine Types of Light, TV On The Radio


A este grupo de neoyorquinos los descubrí con Dear Science, excelente disco de hace ya tres años y supe que esta sería una de esas bandas de la cual ya nunca me podría despegar. Cuando Nine Types of Light vio la luz del día, era claro que llegaría a estar entre lo mejor; entre la crema y nata de la escena musical, y aclaro, esa escena musical que no se ha visto manchada y demacrada por la mercadotecnia y el consumismo, la que aun guarda y rebosa de talento y creatividad. El álbum es ecléctico en cuanto a ritmos y sonidos, mezclando jazz, con rock, con soul, con pop. Balance perfecto entre música y letra, armonías y voz. Desde que 'Second Song' se escucha (curiosamente la primera canción del álbum), atrapa... pegajoso, delicioso, atractivo. Un sonido funk, pop, jazzero, ¿cómo no puede ser adictivo? Es imposible dejar de escuchar, así como adelantar de una pista a otra. El disco funciona como un entero, y es que según transcurren los segundos, joyas como 'Will Do' o 'Killer Crane' aparecen. Es una obra excelente, quizá no sea un álbum tan bueno como lo fue el Dear Science, sin embargo es una sólida adición a la impresionante discografía del grupo. Este desde sus inicios no ha quedado bien definido más por los dos miembros originales, Adembipe y Sitek. El bajista, Gerard Smith, murió de cáncer un mes después de haber lanzado el disco... es triste, y no sé por qué siempre son los bajistas. Escuchándolo, no pude dejar de pensar en cómo esto fue la última gran cosa que Smith hizo, lo cual te deja pensando... ¿qué será la última gran cosa que hagas en este mundo? Pero bueno, no quiero terminar esta nota con una idea de este tipo. Mejor a escuchar el disco, saborearlo y amarlo. Definitivamente Nine Types of Light merece un lugar entre el canon de cualquier amante declarado de la música. 


El video de 'Will Do', uno de los mejores tracks del disco.

martes, 20 de diciembre de 2011

A Case of You

Me he despertado, como ya es costumbre, alrededor de las cuatro de la mañana. No quería creer todo eso que me decían sobre cuando uno tiene hijos que ya el sueño es escaso. "Duerme todo lo que puedas", me decían, "aprovecha ahorita que puedes dormir, descansa". Ahhhh esos días de dormir toda la noche, la madrugada, despertar tarde, pero bueno, no puedo decir que sea todo malo. Hay muchas cosas que se disfrutan más de madrugada que durante cualquier otra hora del día... ver El Mago de Oz con mi hijo y ver cómo la música lo calma es una de esas cosas; escribir cuando el cerebro aún está entre la línea del sueño y la vigilia (cosas bastantes fumadas me han salido de eso); que mi esposo se escape a Denny's a comprar waffles en la madrugada para desayunar viendo caricaturas también no tiene precio. Pero, sobre todo... la música. Hay música que cambia su sabor cuando se escucha durante estas horas. 

James Blake ha hecho un cover de 'A Case of You', canción de Joni Mitchell (la encuentran en Blue). Ahora, Joni para mí es una diosa; es un artista como pocas. Sus canciones no pueden ser etiquetadas como meras canciones, sino como poesía en  todo su esplendor. Durante toda su trayectoria discográfica, creó historias, imágenes, situaciones... es todo un manual sobre El sentimiento humano (sí, "El" con mayúscula). Sé que Mitchell no es para todos, a muchos le aburre, y no porque su música sea aburrida, sino porque requiere, o mejor dicho, su música demanda atención y vaya que eso ha sido lo que ha obtenido de mí. Ella y yo compartimos una relación muy especial. Y ahora que me encuentro con esta versión en la voz de Blake (que no sé ustedes, pero a mí me recuerda mucho a la voz de Antony Hegarty) ha hecho de esta madrugada algo muy especial. Les dejo el video. ¡Feliz martes!


jueves, 15 de diciembre de 2011

Melancholia, declaración de amor de Von Trier hacia la depresión


No es el tipo de película que uno ve por estar aburrido; no es el tipo de historia para divertirse o pasar el rato. Es el tipo de película que uno ve porque conoce lo creativo y deslumbrante que alguien tan polémico puede llegar a hacer, y cuyas creaciones terminan marcando la memoria. El director danés siempre ha causado una fuerte impresión en mí, pues me hace sufrir, con mayúsculas... SUFRIR. No puedo ver Dancer In The Dark sin escuchar que se me rompa el corazón y terminar en lágrimas; no puedo ver Antichrist sin sentir cómo se me retuercen las vísceras; no puedo ver Dogville sin sentir repudio hacia la maldad del hombre; no puedo ver Manderlay sin quedarme dormida (porque esa de plano me aburrió).

Escogí el día perfecto (nublado, frío, húmedo, depresivo) para ver la tan poética versión del fin del mundo según Von Trier, en donde el planeta Melancholia está por estrellarse a la Tierra. La belleza de la historia, es que este terrible acontecimiento, no es más que el mero gancho sobre el cual el director cimenta el verdadero argumento de la película, centrado en la relación entre las hermanas Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). Esta tragedia de tragedias es una sencilla estructura de tres actos, con el tercer acto antepuesto al primero -la película inicia con el fin (literalmente). El final es un espeluznantemente bello y etéreo cataclismo; es la danza de la muerte, a ritmo de Wagner y su preludio a Tristán e Isolde, pieza que se escucha a manera de leit motiv a lo largo del film. El final de finales, el inicio de inicios, una lluvia de imágenes alternando entre los personajes y el espacio,  entre Justine y Claire y los dos planetas, imágenes producto de una cámara phantom que exagera el uso de slow motion logrando un espectacular resultado; les aseguro que esta secuencia introductoria a la película la repasarán una y otra y otra vez después de haber visto la película.

Llevo horas, literalmente, escribiendo y borrando la sinopsis de la película, pero cada vez que termino y la leo me parece frívola y superficial. La película funciona a manera de metáfora, en donde Von Trier proyecta sus frustraciones y la profundidad de esa depresión contra la cual ha combatido por años; digo, es un poco prosáico tomando en cuenta el título. Se proyecta así mismo en el personaje de Justine, quien es incapaz de disfrutar de su propia boda por no poder sobre pasar su padecimiento, el cual ha llegado a un nivel tan fuerte, tan denso, que ni su marido logra pasar la noche de bodas con ella y terminan separándose después de tan solo horas de casados. A ella se le ve perdida y dispersa, yendo de un lugar al otro, tomando baños mientras abajo la esperan para partir el pastel; cogiéndose hombres al azar mientras su esposo la espera en su habitación; tomando siestas mientras la esperan para los discursos, y así sucesivamente. Mientras tanto, una neurótica Claire debe lidiar con una familia profundamente escindida y resentida. Este juego de contrastes, el simbolismo de la boda en oposición con la podredumbre de las personas que por ahí deambulan es absolutamente delicioso. Son personajes minuciosamente creados: Justine es una depresiva terminal, Claire la neurótica base sobre la cual se apoya la familia, Michael es el pobre ingenuo que se casó con la locura personificada, John el astrónomo burgués que carga con la familia de Claire cual estigmas sangrantes. El padre se ha convertido en un mujeriego y la madre en una amargada... en fin.

La segunda parte de la película, a diferencia de la primera, se siente más fluida, pues el espectador sabe que el tiempo está cerca y que todo está por terminar. Es interesante ver cómo las personalidades que en un principio fueron planteadas, van desenvolviéndose cuando su naturaleza se enfrenta ante su destino: la muerte.  El hombre es débil y se doblega antes de tiempo, mientras la mujer se sostiene erguida, aceptando lo que viene o simplemente resignada. Si hay algún mensaje que haga guiños de actitudes chauvinistas, misóginas, machistas, blah, blah, en el personaje de John sobre la condescendencia que tiene ante su esposa, puesto deliberadamente por Von Trier, pues quién sabe. Eso es a la interpretación de cada quien. Yo no quise entrar en asuntos de género, como muchos hicieron en Anticristo; yo entendí las analogías que busca hacer sobre este asunto ya mencionado hasta el cansancio sobre su depresión... y una vez que me encasillé (abiertamente) en la metáfora, todo lo fui tomando, no como lo que era, sino como aquello que representaba: el choque planetario/el choque fraternal entre Claire y Justine; la voracidad del universo/la familia tan violentamente disfuncional, etc. Y bueno, si a esas vamos, no sé si era la finalidad; pero así como uno lee un poema e interpreta, aquí me di la libertad de aplicar el mismo principio.

Así como sus películas, Von Trier es un personaje enigmático y sumamente interesante. Es la persona que todos aman odiar; es quien está en boca de todos; es a quien recurren para derramar bilis. Esta persona non grata de críticos, periodistas y burgueses intelectualoides de los más prestigiados festivales cinematográficos, seguirá haciendo cine provocativo, polémico; de ese tipo que se entierra como espina en el corazón, en el hígado, en el estómago, así como lo llegasen a hacer Buñuel, Bretón, Dalí o cualquiera de los surrealistas con tal de provocar. Esas provocaciones que a final de cuentas, nos hacen sentir vivos, nos hacen pensar; nos provocan a hurgar en los rincones más oscuros del espíritu humano para enfrentarnos a nosotros mismos. Melancholia es la película más anti-Von Trier que he visto, a pesar de recurrir a sus lugares comunes: la eroticidad, la naturaleza, la vida, la muerte, la maldad, la bondad, la ingenuidad, la incredulidad, la eterna pugna entre el bien y el mal, y algo que me recuerda al 'silencio de Dios' del cual Bergman hablaba, no sé por qué. Este es un director al cual se le ama o se le odia, al igual que su obra; una obra que no es fácil de digerir, pero que es altamente gratificante y, por qué no, edificante.

Aquí el prólogo, nomás para que se den una idea.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El hombre piano

Café con leche, empanada de fresa, El extrajero de Camus y esta canción.... 'Piano Man' de Billy Joel. Canciones como esta, pocas. Perfectos versos, perfecta melodía y la voz de un joven Billy Joel que realmente la hace inmortal. Es de esas canciones que se le cantan a los hijos, y los hijos a sus hijos. Y la verdad es que ni me gusta Joel tanto, yo soy más del estilo de Elton John, sobre todo en su belle-epoque, pero cuando una canción es buena, no hay quien lo niegue. Se las dejo...

Piano Man by Billy Joel on Grooveshark

domingo, 4 de diciembre de 2011

Domingo

Algo tiene de especial el domingo. Se siente un día diferente a los demás; un día que no pertenece a los rutinarios lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Tampoco pertenece al respiro que proporcionan los viernes y los sábados, por lo que termina siendo un día aparte de los demás. Un día sin clasificación. Un día sin eventualidades, sin acontecimientos excitantes; un día que no tiene nada de rutinario, pero que dentro de sí parece vivir siempre el mismo itinerario. Es lento, largo, ocioso, tedioso en la mayoría de sus turnos, sobre todo en días fríos y mojados como este en el casi-invierno. "Pensé que era domingo y me fastidió: no me gusta el domingo [...] En la calle sólo quedaban los tenderos y los gatos..." dice Camus a través de Mersault durante prácticamente todo el capítulo II del Extranjero de Camus, el cual se extiende por hojas sobre cómo Mersault odia los domingos y prácticamente no hace nada más que ver a la gente por la ventana y fumar cigarrillos. Mientras el domingo transcurre hacia su trágico final... me doy cuenta de que ya no sé ni qué escribir, por lo que esta entrada de blog, sin gran finalidad y total falta de sentido alguno, agoniza de igual manera y llega hacia un austero final sin gran elaboración de frases. Justo así.

El Camino de las Teclas Negras


Bien podría ser el título de un pésimo libro escrito por Carlos Cuauhtémoc Sánchez (vómito, vómito), aunque no lo es; tampoco es un libro de superación personal bajo la firma y marca registrada de Deepak Chopra. No, nada de eso; se trata nada más y nada menos que de la última entrega del fab-two The Black Keys. El Camino es el séptimo álbum de este excelentísimo dúo gringo-parlante, el cual, de buenas a primeras les digo que es una total y completa delicia escuchar. Es la garantía de pasar un buen rato.

Desde el inicio, 'Lonely Boy' engancha, es inevitable. La historia de chico conoce a chica, chico se enamora de chica y chica lo manda a comer pasto, mientras chico espera y espera con el corazón en la mano podrá parecer como la canción trágica-melancólica que tanto aman los folkies cantar, pero no; déjenselo a unos rockeros, que parecen salidos de una película de Tarantino, para convertirla en una fiesta de negación, de amor-odio, con esas guitarras tan electrizantes, esos ritmos tan hipnotizantes. 'Dead and Gone' baja el tempo un tanto para adentrarse de lleno al camino que van trazando Auerbach y Carney, en donde el protagonismo de la batería y el bajo son palpables en cada momento. Poniendo un alto al tan sabroso estridentismo de las guitarras de Auerbach, 'Little Black Submarine' nos muestra su acústico romanticismo... aunque esto es realmente una farsa. Engaña en la melancólica austeridad con la que nos envuelve, para que de la nada termine por golpearnos de frente a la cara. The voices calling me, they get lost and out of time. I should've seen it glow, but everybody knows that a broken heart is blind, esquizofrenia en la lírica y en la música, buenísima canción. "Money Maker" y "Run Right Back" regresan de lleno a ese sonido guitar-driven, lleno de fuzz, de riffs y de muchos huevos, así como debe ser.

Siguiendo con la temática del disco sobre corazones rotos, el amor no correspondido y ese sentimiento romanticista del chico solitario incomprendido, 'Sister' aparece para cimentar bien la idea: Wake up, gonna wake up to nothing. Brake up, the brake up is coming. When your heart is hollow, another pill to swallow. Si tan sólo en la Alemania del siglo XVIII los narcóticos fuesen tan comunes para aliviar el mal de amores junto con una botella de whiskey, bueno no podría decir que otra cosa hubiera sido. 'Hell of a Season' y 'Stop Stop' suenan cargados del ambiente retro que tanto me gusta encontrarme por ahí... sonidos de festivales de rock de los 70s, aturrados de melómanos, fanáticos y los ocasionales groupies; ganas me dan de ponerme pantalones acampanados, plataformas y bailar. La fantástica 'Nova Baby' comienza la parte climática y final del álbum, y que debo decir, fue de mis canciones favoritas. No soy alguien que viva con el corazón roto y definitivamente no sufro el mal de amores, pero si lo sufriese, no encontraría razón para ignorar lo que con honestidad de blues-man canta Auerbach: I'm falling hard for every yard of the dream you sold me.


Oh don't let it be over, se escucha finalmente en 'Mind Eraser', y así es precisamente como uno termina sintiéndose tras ese recorrido de retro rock de un álbum que emula en ciertos aspectos a Brothers, aunque sea una obra que termine por irse en el camino contrario. Es un disco enteramente divertido y nada complicado, pues este par de chicos oriundos de Ohio nos demuestran que no se necesita mas que una guitarra y una batería para hacer buena música, específicamente, buen rock, sobre todo en esta época que tantos poperos quieren parecer rockeros y tantos rockeros se hacen pasar por poperos. El Camino de los Black Keys es uno de los discos que más he disfrutado durante este año.

'Lonely Boy'. Esto es todo el video y me encanta. Ganas dan de ponerse a bailar también.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

.......

En ocio, nuevo playlist aquí a la izquierda. Gracias a los dioses por grooveshark, mientras mi computadora permanece en coma. Feliz miércoles.

lunes, 28 de noviembre de 2011

3:27am

Es de madrugada, muy de madrugada. Es tan de madrugada que es un crimen estar despierta a esta hora. Todos duermen; mi esposo duerme, mi bebé duerme (irónicamente)... estoy segura que incluso tú dormías a esta hora. Vaya, ni siquiera escucho carros en la avenida y eso, para donde vivo, ya es decir demasiado. No duermo por terminar de leer El último lector de David Toscana y créanme que algún día le reclamaré mi pérdida de dulce sueño por pasar tiempo entre sus páginas. Me debí de haber quedado en el principio y evitarme lo demás, así como lo hace Lucio, uno de sus personajes, quien pasa la totalidad de sus días devorándose las novelas que guarda en la biblioteca del pueblo, pues es tan juez y crítico que se toma la libertad de condenar las lecturas estando a penas en las primeras páginas de estas. No necesita más que leer el inicio y el final para decir que son ridículas, estúpidas, que solo reflejan el ego de tal o cual autor, que no retrata la realidad o la retrata de más, que el autor no entiende lo que es el arte, etc., etc., etc. Sé que esta es una novela querida por unos, amada por otros, decente para otros tantos, pero para mí no. Entrar al pueblo de Icamole y pasar tiempo entre Remigio, Babette, Lucio y su biblioteca no fue nada de mi agrado. Ya ni lo que esperé por este libro, pues me llegó por paquetería. En fin. Ya lo leído, leído está y por ese lado está bien. No hay lectura que no enriquezca, por más gorda que haya caído. Y hablando de dormir... alguien ya ha abandonado dicha actividad y ahora pide brazos. Buenos días.

martes, 22 de noviembre de 2011

Nuevas adiciones...

Bueno, realmente es una nueva adición, singular; el plural ya quizá llegue después. He agregado un playlist, con eso de que me gusta tanto hacer listas; intentaré tener una lista actualizada (en el sentido de estar cambiando las canciones, no tanto por que estas sean de lo más nuevo). Espero les guste la selección de este día, misma que incluye canciones de St. Vincent (por quien me iría a batear del otro bando), Simon & Garfunkel, Dr. Dog, Joy Division, My Morning Jacket, Black Rebel Motorcycle Club, and so on, and so forth

miércoles, 16 de noviembre de 2011

'Two Step'

'Two Step' en Crash, Dave Matthews Band

Por ahí llegué a escribir algo sobre este álbum de Dave Matthews Band. Es uno de mis discos favoritos; es clásico y canónico, y es un disco que, para cualquier persona que se llame o adjetive como melómano, tiene que tenerlo, debe tenerlo, dentro de su colección musical, pero obligatorio. Y esta canción en especial, no puedo describirla como algo menos que perfecta. Otra de las que tengo tanto sin escuchar y justamente ahorita, momentos antes de escribir estas palabras, comencé a distinguirla por ahí en mi cabeza... alguien prendió el estéreo allá adentro y esta sonó, para mi enorme placer. Espero les guste.

'In The Morning'

'In The Morning' en The Spinning Top, Graham Coxon

Esta es una de esas canciones que debo escuchar, casi religiosamente, a diario. Y no, no me canso. Pero ahora no puedo y la extraño. Lo bueno es que me la sé de memoria, de pi a pa, o sease, de principio a fin. Todos los sonidos, los instrumentos, la duración, los arreglos y sobre todo, la voz de Coxon (Graham, ya saben, guitarrista de la superbanda Blur). Espero disfruten la canción, la cual, es en verdad una belleza de melodía. Así se escuchan, se sienten y se saborean mis mañanas.

Ironía

Hay varias maneras de definir la palabra ironía. Sí, recurrir al diccionario sería una de las maneras por las cuales aprendemos su significado, pero leer lo que significa, jamás se acerca a descubrir lo que el concepto quiere decir cuando lo experimentamos de primera mano. Ya saben, presumir que somos tan buenos conductores que nunca en la vida hemos chocado y un par de horas más tarde estamos sudando frío porque justo eso, chocamos. Bueno... yo no soy de las que no choca, he tenido mi buen número de choques (razonable y leve); pero vaya, de esto no es de lo que vengo a escribir. Para mí, la ironía se ha manifestado en el sentido de que, por tres años no tuve internet en casa... justamente este mes que permanezco guardando mi debida cuarentena, contratamos el servicio, a lo cual el gusto me duró escasas dos semanas cuando mi computadora decide ya no prender. Así es, decide. Así que, ahora gozo del excelente servicio cibernético, sin embargo, no tengo manera de acceder a él. Sólo sé que tengo ya internet y se acabó. Lo peor de todo no es el no poder accesar a la web, eso es algo secundario; lo peor es que mi colección de música está ahí, atrapada en la memoria de mi laptop, sin que yo pueda gozar de ella. Estoy desesperada. Mis días transcurren sin música, tan sólo con el sonido de la televisión, que no es para nada placentero. Necesito a Joni, a Dave, a Louis, a John, Paul, Ringo y George, a Bob, a Ella, a Damien, a Justin (Vernon, no Timberlake)... Necesito a mis Walkmen, a Simon y a Garfunkel, a Frank, a Gustavo, a Joana, a Cat... a los Rebel, a los Libertines, a los Pink. Necesito tantas voces, tantos sonidos... 

Esta definición de ironía desde los sucesos de estos pasados días. Y esa es otra de las razones por las cuales no hay entradas nuevas por aquí, por la ironía. 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Asomándome...

... sólo para decir que no me olvido del blog. Extraño las palabras, extraño escribirlas. Ya pronto.

domingo, 30 de octubre de 2011

Uno video

De madrugada, la música de Esperanza Spalding mientras arrullo a mi hijo. Aquí, cursilmente y con una enorme sonrisa en la boca, mientras las ojeras se me extienden hasta las orejas digo, en verdad, qué bella es la vida. ¡Feliz domingo!


viernes, 14 de octubre de 2011

Voltaire dice que es peligroso leer

Por ahí dicen "Ignorance is bliss". La ignorancia es la gloria. ¿Será? Yo no me siento en la gloria cada vez que entro a territorios no conocidos, así que para mí no lo es. Pero sé que hay gente que sí lo considera cierto, incluso, lo hace una filosofía de la vida. Los gobiernos lo consideran un arma ALTAMENTE poderosa. Mantener ignorante al pueblo es mantener el poder, mantener el control. Lo es ahora y lo ha sido siempre. Es por eso que este texto escrito por Voltaire me ha gustado tanto:
"Del horrible peligro de la lectura"
Nos, Yusuf-Cheribí, por la gracia de Dios muftí del Santo Imperio Otomano, luz de luces, elegido entre los elegidos, a todos los fieles que vean éstas presentes, estupidez y bendición. Así como Said Effendi, antiguo embajador de la Sublime Puerta en un pequeño Estado llamado Frankrom, situado entre España e Italia, trajo entre nosotros el pernicioso uso de la imprenta, tras consultar sobre esta novedad a nuestros venerables hermanos los cadíes e imanes de la ciudad imperial de Estambul, y sobre todo a los faquires conocidos por su celo contra el espíritu, ha parecido bien a Mahoma y a Nos condenar, proscribir, anatematizar la dicha infernal invención de la imprenta, por las causas anunciadas a continuación:
1. Esa facilidad de comunicar los pensamientos tiende evidentemente a disipar la ignorancia, que es la guardiana y la salvaguarda de los Estados bien civilizados.
2. Es de temer que, entre los libros traídos de Occidente se encuentren algunos sobre la agricultura y sobre los medios de perfeccionar las artes mecánicas, obras que a la larga podrían, no lo quiera Dios, despertar el genio de nuestros agricultores y de nuestros fabricantes, alentar su trabajo, aumentar sus riquezas e inspirarles un día alguna elevación de alma, algún amor por el bien público, sentimientos absolutamente opuestos a la sana doctrina.
3. Ocurriría al cabo que tendríamos libros de historia despojados de lo maravilloso que mantiene a la nación en una feliz estupidez. En esos libros se cometería la imprudencia de hacer justicia a las buenas y a las malas acciones, y de recomendar la equidad y el amor a la patria, lo cual es visiblemente contrario a los derechos de nuestro cargo.
4. Podría ocurrir que, en la sucesión de los tiempos, miserables filósofos, con el pretexto especioso, pero punible, de esclarecer a los hombres y de hacerlos mejores, vinieran a enseñarnos virtudes peligrosas cuyo conocimiento no debe tener nunca el pueblo.
5. Podrían, al aumentar el respeto que tienen por Dios, y al imprimir escandalosamente que él lo llena todo con su presencia, disminuir el número de peregrinos a La Meca, con gran detrimento de la salvación de las almas.
6. Ocurriría sin duda que a fuerza de leer a los autores occidentales que han tratado sobre las enfermedades contagiosas y la manera de prevenirlas, tendríamos la desgracia de vernos protegidos de la peste, lo cual sería un atentado enorme contra las órdenes de la Providencia.
A estas y otras causas, para edificación de los fieles y el bien de sus almas les prohibimos leer nunca ningún libro, so pena de condenación eterna. Y, por miedo a que les asalte la tentación diabólica de instruirse, prohibimos a padres y madres que enseñen a leer a sus hijos. Y, para prevenir cualquier contravención a nuestra ordenanza, les prohibimos expresamente pensar, bajo las mismas penas; ordenamos a todos los creyentes que denuncien a nuestra oficialidad a todo aquel que pronuncie cuatro frases bien ordenadas, de las que podría inferirse un sentido claro y neto. Ordenamos que en todas las conversaciones haya que servirse de términos que no signifiquen nada, según el antiguo uso de la Sublime Puerta. Y para impedir que entre algún pensamiento de contrabando en la sagrada ciudad imperial, comisionamos especialmente al primer médico de Su Alteza, nacido en un pantano del Occidente septentrional; dicho médico, tras haber matado a cuatro personas augustas de la familia otomana, está más interesado que nadie en prevenir cualquier introducción de conocimientos en el país; le otorgamos poder, por estas presentes, para que ordene la incautación de toda idea que se presentara por escrito o de viva voz a las puertas de la ciudad, y nos traiga la dicha idea atada de pies y manos, para que les sea infligido por nosotros el castigo que nos plazca.
Dado en nuestro palacio de la estupidez el 7 de la luna de Muharem, el año 1143 de la hégira.

Las referencias turcas a las cuales alude Voltaire, son a manera de burla hacia la prohibición que se les imponía a los libros publicados por los ilustrados, aunque creo que esta crítica/burla/mofa, como lo quieran ver, es un molde que a cualquier sociedad, país, civilización, etc., le queda más que perfecto. Me ha hecho reír, mas chiste no es, pues ilusamente hay personas que creen que las ideas pueden ser reprimidas, arrebatadas y encerradas en oscuros calabozos, pero, y esto es lo peor de todo, hay quienes realmente se la creen. Creen que por motivar esta participación ideológica en uno mismo, aquellos que se dicen estar en el peldaño superior, que se dicen ser los elegidos, pueden y tienen el derecho de evitar que esto suceda. ¿Acaso los tenemos adentro de la cabeza? ¿Nos han colocado camaritas y cables ahí adentro? ¿Estamos ya ante aquellos mundos ficcionales que nos han aterrado por años (pensando en algo así como 1984), en donde se nos dicta qué hacer, cómo hacerlo, qué pensar, cómo actuar, etc.? No lo creo. Tenemos la sabiduría de la historia e historiadores, pensadores, literatos, poetas al alcance de nuestras manos y muchas veces, la mayoría de las veces, no queremos estirar el brazo para hacerla nuestra. Nadie tiene el poder de prohibirnos el conocimiento, y conste que no hablo de escuelas o un sistema de educación, hablo de un libro. La sencillez de un libro. Nosotros somos los únicos que nos prohibimos el placer y negamos la necesidad; nos mantenemos en nuestro cómodo sillón de mediocridad mental, en donde los lujos de la tecnología nos mantienen en dicho status quo. Ejemplo de ello está en el escuchar a los estudiantes universitarios confesar, con harto orgullo, la "hueva de la lectura" y que ellos estudian tal o cual carrera para no leer. Ilusos. Por ese lado, creo que los de arriba no tienen nada que temer, habrá personas que por iniciativa propia se autocensuren y prohiban el goce de la lectura y la creación (o motivación) de tener una mentalidad individual, original. Pero bueno... Agradezco a Voltaire por la provocación y la invitación; por haberme llamado la atención cuando, al caminar entre los escuetos estantes de la biblioteca, saltó su volumen a la vista de entre todos los demás. 

El extracto lo he sacado de aquí: Voltaire. Cuentos completos en prosa y verso. Fondo de Cultura Económico.

martes, 11 de octubre de 2011

Albert en la página 305

Vivo con un hombre que ama los libros, ya saben, esos objetos que cuando se usan apropiadamente -y esto no incluye la nivelación de televisores o mesas- llegan a construir y edificar personalidades, carácter, opiniones y una educación que en ningún otro lado será posible recibir. Mi marido, pues, puede llegar a ser un adquisidor compulsivo en veces, lo cual no condeno, pues gracias a dichas adquisiciones luego encuentro por toda la casa, regados como polvo de hadas, a libros y autores a los cuales, de otra manera, jamás les hubiera prestado la debida y necesaria atención. Así me llegó a pasar con Philip Roth, Bretón, Bataille, Orwell. El último que ha terminado por rascarme la curiosidad ha sido Camus y El hombre rebelde, texto que voy leyendo poco a poco, pues luego soy medio lenta (o bruta) para digerir ciertas cosas, cuestiones, aspectos, etc. Es un estudio bastante extenso sobre el hombre, la humanidad, la sociedad y la rebeldía, claro. Pero yo me he ido, debido a mi interés sobre el tema artístico y la sociedad -el tema del arte comprometido, arte utilitario, etc., es un tema enormemente interesante, a mi parecer-, y debido un poco a la falta de paciencia para recorrer más de la mitad del libro para llegar a él, me he ido sobre el tema del arte y la rebeldía; he leído esto en uno de sus apartados y me ha gustado mucho, por lo que quiero compartir: 
No basta con vivir, hace falta un destino, y sin esperar la muerte. Es, pues, justo decir que el hombre tiene la idea de un mundo mejor que éste. Pero mejor no quiere decir entonces diferente, mejor quiere decir unificado. Esta fiebre que levanta el corazón por encima de un mundo disperso, del que, sin embargo, no puede desprenderse, es la fiebre de la unidad. No desemboca en una mediocre evasión, sino en la reivindicación más obstinada.
Así pues, sin más ni más... sólo buscaba una excusa para escribir y Camus me la proporcionó. Yo también tengo la idea de un mundo mejor, por lo cual me he sentido unida a una mente que hace años dejó de ser, pero que continua existiendo. A qué tanto quiere llegar con el concepto de unificación, no lo sé... pero la idea, en su sentido más sencillo, enajenado de todo, me parece maravilloso.

lunes, 3 de octubre de 2011

Es lunes...

Es lunes por la mañana (9:44am para ser exactos) y doy una re-leída a El Túnel de Ernesto Sábato (o Sabato, lo veo diferente en diferentes lugares). No es precisamente una novela con la cual desearía iniciar la semana; ya los lunes son lo suficientemente malos como para echarse semejante cantidad de pesimismo, sandeces y estupideces sobre los hombros. Es el tipo de novelas que fácil y felizmente me aviento bebiendo una estúpida cantidad de café y fumándome un par de cigarrillos, pero esos días ya han quedado atrás, muy detrás de mí; no me queda de otra más que aguantármela así. Terminando esta, creo que leeré El extranjero de Camus. Nomás para sentirme mejor.

jueves, 29 de septiembre de 2011

... pensando sobre Radiohead

La primera vez que escuché OK Computer tenía alrededor de 12, 13 años y fue ‘Karma Police’. No entendía muy bien lo que Yorke cantaba, pero la música… la música, el feeling… había algo ahí que me hacía sentir cosas que jamás había sentido, me hacía pensar cosas que jamás había pensado. En mi pequeño mundo de cuasi-adolescente, experimentando por primera vez el sentimiento de otredad, la vida parecía ser solamente de una manera, y he aquí que en cuatro minutos, una melodía me abría un panorama vasto e ilimitado. Todo a mí alrededor, llámese la plasticidad de compañeros preparatorianos con los cuales compartía obligatoriamente mi tiempo, llámese personas que se hacían llamar amigos, llámese el entrar en términos con uno mismo y acostumbrarse a los cambios físicos, ideológicos –si es que a esa edad se tiene ideología alguna, o comenzando por el simple hecho de saber lo que era una ideología-, en fin… una serie de cosas; todo aquello quedaba opacado por un pedazo de música. Fue la primera vez (mi primera vez) que descubrí que podía perderme de esa manera. “For a minute there, I lost myself” me cantaba al oído. Pero no me perdí solamente por un minuto, sino ya de por vida. Me encontré a mí misma en la música y ya nunca me he vuelto a perder. Así que Radiohead se convirtió en mi coming-of-age-band… la música de mi evolución. Y así como me sucedió a mí, le sucedió a medio mundo. No me siento especial, ni original por ello, sino comunicada y relacionada con todo un universo de personas, de mentes, de ideales, lo cual se me hace algo increíblemente genial.

A partir de OK Computer, regresé a las bases, a Pablo Honey y The Bends, a re-escuchar piezas de música que ya había escuchado; canciones a las cuales había dado muecas y gestos, sonrisas y guiños, pero con las cuales no me había permitido perderme del todo. El debut realmente no es de mis discos favoritos, salvaría un par de canciones realmente, aunque una de ellas la desecharía por choteada. Tan choteada que aun hoy en día es la culpable de que ciertas películas terminen por ganar el Oscar en categorías como mejor soundtrack. En fin. Comenzar en el tercer peldaño del escalón y regresar al inicio, me permitía una perspectiva un tanto diferente de lo que fue el origen de una de las bandas más importantes de los últimos 20 años (digan lo que me digan). O, mejor, creo que debo rectificar… la banda más importante de los últimos 20 años. Escuchar su música no era una mera actividad de escuchar por escuchar, sino de experimentar, de contemplar; de escuchar y asimilarlo todo, reflexionar y reinterpretar los sonidos y la letra, las voces y los ambientes. Supongo que esto fue algo parecido a lo que sucedió con los Beatles y discos como el Sgt. Pepper's... Ya no eran meros discos de música que uno ponía por evitar el silencio, sino obras artísticas a las cuales uno recurría en momentos de necesidad, de gran vorágine creativa y reflexiva; en momentos en los cuales uno quería permanecer a solas con sus propias ideas, en ese estado de perfecta comunión entre el ser y el estar. Kid-A y Amnesiac representan esa necesidad de inmersión. Inmersión en una manera de crear sonidos dentro de una paradoja, en la cual, a través de la organicidad de los instrumentos y la, aparente, plasticidad de lo electrónico, se creaban ambientes o estados que entraban en completa comunión con el ánima… ¿qué otra manera hay describir lo que, canciones como ‘How To Disappear Completely’, quieren decir? “That there, that’s not me. I go where I please, I walk through walls”. O el ahogado jazz que proporciona ‘Pyramid Song’, y digo ahogado por esa sensación computarizada que se contrapone con la batería y el piano. Y así podría nombrar y nombrar ejemplos, pero para qué. Qué mejor que escuchen los discos de primera mano. Pero no es solamente el “qué me hace sentir” o “lo que me ayuda a descubrir de mí persona”, sino lo que también aprendo, con lo que lo relaciono y las cosas que descubro de todo ello. Eso que imprimen en las cajitas de plástico “La música es cultura”, sé que todos lo leen, pero nadie lo cree, o al menos somos pocos los que lo creemos de corazón. En literatura aprendemos que una obra tiene detrás de sí una enorme tradición literaria sobre la cual se construye y de la cual no puede escindirse. Esto es una verdad que se aplica también a la música; no solamente en un nivel musical, sino literario, cinematográfico, artístico en general. La música no sólo habla de música, sino de la vida y todos sus agregados. Escuchen el Hail To The Thief y quien haya leído a Orwell me dará la razón, y es que la referencia está más que obvia… ‘2+2=5’: “Are you such a dreamer, to put the world to rights? I’ll stay home forever, where two and two, always makes a five […] It’s the devil’s way now, there is no way out. You can scream and you can shout. It is too late now because you haven’t been paying attention”. Prácticamente un resumen de 1984. Escalofriante y fascinante al mismo tiempo.

Radiohead ha redefinido no solamente vidas –que se escucha cursi y mamón al mismo tiempo, pero digámoslo así nomás por decirlo-, sino que ha definido a toda una industria que cayó en el hoyo del consumismo, la publicidad y la mercadotecnia, de la moda, de lo naïf, incluso, en un sentido de ingenuidad y desprendimiento que al escucha lo quiere evadir de toda sensación. In Rainbows fue en contra de toda esa cultura de fatalidad consumista cuando decidieron dejarlo al precio que la gente quisiera. Ahora sí que por amor al arte, lo cual terminó de flecharme el corazón. A parte de que se volvió a solidificar como una de las bandas más innovadoras creativamente y musicalmente, con una propuesta totalmente original, fue un parte-aguas dentro de la historia de la industria. Y de ahí p’al real. Podría seguir vertiendo mis tripas y mi corazón en el tema, pero nunca terminaría. Mejor lo dejo y los dejo con la esperanza de que corran a poner algún álbum de mí banda favorita (y la favorita de muchos otros)… yo por lo pronto termino escuchando ‘Life In a Glass House’ del Amnesiac.


jueves, 22 de septiembre de 2011

(chueco)

Vámonos chueco, desde que cuelgo la camisa en un techo desigual. Los ganchos no enganchan y los hilos no hilan... las ideas quedan sueltas, por ahí, en el aire, mezclándose con el oxígeno, con el carbono; contaminándolo todo, todo aquello que puro alguna vez fue, y ahora, en esa invisible nube de negruzco vapor colgamos todo, nos colgamos todos, como en un principio quedó colgada aquella camisa... una camisa, colgada de un techo torcido, empañando el ambiente del color tan brillante que alguna vez tuvo.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Digresiones a las 4 de la mañana.

Es madrugada de argentinos… A las cuatro de la mañana Gustavo Cerati resuena con todo su esplendor en mis audífonos mientras leo El túnel de Ernesto Sábato. Todo comenzó hace ya más de media hora, mientras acostada, entre la fogosa penumbra, salió del caótico shuffle del iPod ‘Cosas Imposibles’, y sumándolo al hecho de ya no tener sueño, decidí continuar leyendo acompañada de Bocanada. La combinación no está nada mal, la verdad. Aunque imágenes de bebés plastificados bailando sobre incubadoras saltan a la mente de vez en cuando, cosa que no tiene nada que ver con mi embarazo, eso sería ya un poco patológico. Y sí, al mismo tiempo escribo… soy una calificada multi-tasker con concentración dispersa pero bien enfocada.

(esta es la razón de los bebés plastificados)

martes, 13 de septiembre de 2011

St. Vincent en la madrugada

A la 1:48 de la mañana, siendo un martes cualquiera, me encuentro despierta y cansada, solamente deseando poder dormir; sin embargo, al parecer, los martes son días en que los deseos no se hacen realidad, así que me resigno, como muchas noches anteriores, a pasar desvelo y cargar con ello horas más tarde, mientras escucho clases, mientras tomo apuntes, mientras intento razonar el último pedazo de poesía española. Al menos tengo compañía, el pequeño bebé que cargo dentro de mi está despierto también, y al parecer muy entretenido, moviéndose y estirándose a sus anchas, quitándole el aire a mamá. En fin, trato de concentrarme en otra cosa, como en el juego de solitario que he dejado a medias para escribir, o concentrarme en la voz de St. Vincent, de quien he obtenido su último disco Strange Mercy y del cual hablaré justo en estos momentos, nada más por tener algo que hacer… digo, algo más que jugar solitario, lo cual encuentro verdaderamente desesperante.

Strange Mercy es el tercer álbum de esta belleza (diosa) de mujer, por quien me aflora un ligero amor lésbico, debido a la inmensa admiración que me causa, mezclado enfermizamente con un pequeño porcentaje de envidia por semejante talento. Ya ven, aquellos que no podemos crear música, la escuchamos, la contemplamos, la veneramos y en sus deliciosas notas nos llenamos de placer. Hace dos años que este mismo sentimiento afloró en mi al escuchar Actor (2009), su segundo álbum; y dos años antes que eso fue exactamente la misma sensación con Marry Me (2007), mezclado con la peculiar extrañeza de escuchar su violenta manera de enfrentar una canción… la amé. Tras escuchar Strange Mercy, me he visto en la necesidad de regresar al pasado y comparar, notar el crecimiento o la evolución, si es que alguna hubo (sí, sí la hubo); los sonidos, la letra, los colores que proyecta, etc. Y vaya, no pienso describir diferencia por diferencia, los aburriría, me aburriría a mí misma. Es un claro crecimiento en un abanico de cuatro, cinco años; mientras que en Marry Me se percibe una ligera inocencia o ingenuidad, en Strange Mercy es palpable una cruda honestidad sobre su propio crecimiento, sobre la vida, sobre el tedio y el ocio, sobre el querer sobresalir y ser algo, alguien más. Ejemplo de esto último podrían ser “Cruel”, “Cheerleader”, o “Year of The Tiger”, la cual me recordó a la ya temática y arquetípica “Eye of the Tiger”. Las canciones están cargadas de energía, de guitarrazos estridentes, cargados de fuzz, violentos incluso, cuyos orígenes han sido descritos por ella misma como productos del feeling del momento, de lo que la canción pide para sí y no tanto de la técnica. Estos ambientes creados a lo largo del álbum me hace recordar en veces una versión temprana de Björk, quizá algo entre el Homogenic y Post (aunque por supuesto que no comparo a una con la otra, son dos voces, dos estilos, dos personajes muy diferentes). El álbum es de una crudeza pegajosa que jamás llega a esos niveles de bizarra creación musical a los cuales llega Björk; St. Vincent oscila más entre el pop y el rock, coqueteando en un nivel muy menor con aspectos electrónicos. El resultado es un disco rebosante de ritmo, de perfectas armonías, de paradojas entre la dulce y engañosa voz de Annie Clark y la brutalidad con la cual toca la guitarra, paradojas entre la letra, a veces cargada de fuerza, y la aparente melodía despreocupada con la cual contrasta, o viceversa, como en “Hysterical Strength”, la penúltima pieza del álbum.

Bien dicen que la tercera es la vencida, pero cuando se tienen tres magníficos discos, colaboraciones a diestra y siniestra, no creo que aplique el dicho. Ese número tres no es un limitante, sino una señal, o mejor, una promesa de que las creaciones musicales de esta mujer no se harán esperar, su talento no terminará desechado por las alcantarillas y de que seguiremos disfrutando de sus canciones por mucho tiempo. Pero mientras esos tiempos venideros llegan, termino de escuchar su discografía y deleitándome con su voz, quizá en espera de que algún día llegase yo a tocar y cantar como ella (Ja)… está bien, esta vez sólo me pierdo en la fantasía, lo que realmente deseo ya, es dormir.



viernes, 2 de septiembre de 2011

Inicio y fin de un viaje natural.

Leyendo sobre asuntos escolares, me distraje por las hipnóticas melodías: oscuras, trágicas, melancólicas, ridículas, divertidas, sensuales, soberbias, legendarias… la concentración simplemente ya no se dio, y mi interés migró de un punto a otro totalmente diferente. Dejé mi cuerpo, ahí sentado frente al escritorio, frente al caótico desparrame de hojas cuyo contenido teórico comenzaba a adormecer mis sentidos; lo dejé inerte, tranquilo, con la mirada perdida en la grisácea pared torpemente iluminada. Ahí me dejé atrás y continué, al mismo tiempo, no en cuerpo, pero en esencia, en ser, hacia otro lado, liderada por el más inusual de los líderes; mas quién soy yo para negar semejante viaje, provocado por la más exquisita de las drogas (y aún bastante legal), por el mejor de los vicios, aquel que se presta a ser utilizado en toda su exagerada amplitud o en el más estoico de los gustos… viaje ininterrumpido, ilimitado, ilusionado, soñador, ridículo, estúpido, ocioso, agradable. Sin topar con el techo me atrevo a brincar en un mundo desproporcionado de gravedad alguna; y con esa misma ligereza con la cual he podido abandonarme al olvido del mundo, de la humanidad, de mí misma, con esa misa ligereza me enfrento ante la blancura que siempre me acecha, me intimida, me incomoda, me hace daño, me bloquea, me enfurece. Oscilando la mirada entre la grisácea pared y ese blanco pedazo de espacio que tanto acongoja la inspiración, escribo sin pensar y pienso en lo que escucho, pues este es el único camino que parece continuar hacia puerto seguro contra la indiferencia que esa blancura me provoca. Rasgueando fuera de tono, bajo el cielo del oeste, despojado de nube alguna, sigo este camino de terracería mental que me impide pues trabajar, una vez que aquel ilimitado viaje se vio violentamente obligado a finalizar. Y nuevamente me enfrento a la blanquecina franqueza del espacio irreal que frente a mi amenaza la vista jovial que comienza a fallar.

lunes, 29 de agosto de 2011

Es solo diálogo... (2)

El inicio de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) es uno de los mejores inicios de película que he visto; corriendo en escasos minutos, se presenta una pequeña conversación/interrogatorio cargado de tensión y nerviosismo entre un detective y un replicante (un androide, robot-humano, como quieran verlo, loco, psicópata, peligroso). Envueltos ambos personajes en ese ambiente de cine negro, oscuro, lleno de humo, miradas luminosas, misteriosas, mentirosas. Por ese encanto que tiene los primeros momentos de la película, tras la introducción sonora de la soberbia creación de Vangelis, tuve que transcribir la escena, play/pausa cada determinado número de palabras. So... aquí va:
(Knock, knock)

Mr. Holden: Come In. Sit down.
Leon: Care if I talk? I kinda get nervous when I take tests.
Mr. Holden: Just please don’t move.
Leon: Oh, sorry. I already had an IQ test. I don’t think I’ve ever had one of these.
Mr. Holden: Reaction time is a factor, so pay attention. Now answer as quickly as you can.
Leon: Sure.
Mr. Holden: 1187 at Hunterwasser.
Leon: That’s the hotel.
Mr. Holden: What?
Leon: Where I live.
Mr. Holden: Nice place?
Leon: Yeah, sure, I guess. Is that part of the test?
Mr. Holden: No, just warming up, that’s all.
Leon: Huh, It’s not fancy or anything…
Mr. Holden: You’re in a dessert, walking along in the sand, when all of the sudden…
Leon: Is this the test now?
Mr. Holden: Yes. You’re in a desert, walking along in the sand, when all of the sudden you look down…
Leon: What one?
Mr. Holden: What?
Leon: What desert?
Mr. Holden: Doesn’t make any difference. It’s completely hypothetical.
Leon: But how come I’d be there?
Mr. Holden: Maybe you’re fed up. Maybe you wanna be by yourself. Who knows? You look down you see a tortoise; it’s crawling towards you…
Leon: Tortoise? What’s that?
Mr. Holden: You know what a turtle is?
Leon: Of course.
Mr. Holden: Same thing.
Leon: I’ve never seen a turtle. But I understand what you mean.
Mr. Holden: You reach down, you flip the tortoise over its back…
Leon: Do you make up these questions Mr. Holden? Or do they write them down for you?
Mr. Holden: The tortoise lays on its back, its belly baking in the hot sun, beating its legs, trying to turn itself over, but it can’t. Not without your help. But you’re not helping.
Leon: What do you mean I’m not helping?
Mr. Holden: I mean you’re not helping. Why is that, Leon? They’re just questions, Leon. In answer to your query, they’re written down for me. It’s a test designed to provoke an emotional response. Shall we continue?
Leon: (nods affirming).
Mr. Holden: Describe in single words only the good things that come into your mind about your mother.
Leon: My mother?
Mr. Holden: Yeah.
Leon: Let me tell you about my mother…

lunes, 8 de agosto de 2011

El bello regreso de Beirut con The Rip Tide


Este domingo a las ocho con tres minutos de la AM, tras desayunarme un peanut-butter-jelly-sandwich y un vasote de leche con chocomilk –como toda buena niña-, me dispuse a terminar mi tarea –como toda buena niña-, pero me valió madre y terminé escuchando a Beirut con su nuevo álbum The Rip Tide… y aún lo escucho. Beirut es una agrupación que siempre se escucha bien; muy coherente, cohesiva, armoniosa. Quizá tenga que ver con su propuesta musical, quizá con la clase de instrumentos que utiliza, pues no son instrumentos que uno generalmente vea en bandas de corte independiente folk-pop (aunque no quisiera realmente usar el término pop, ya en estos días es un poco peligroso utilizarlo pues puede que quede perdido entre malas miradas; es un género que ha perdido reputación, al menos para mí). Su sección de instrumentos de viento (trompetas, tubas y tal), la utilización de acordeones, etc., termina matizando de tal manera las canciones que uno se hipnotiza en el ambiente. En la música mexicana –la tradicional música mexicana, como el mariachi- es usual y muy común toparnos seguido con estos instrumentos, ya estamos acostumbrados a su sonido, al sentimiento que transmiten y al ambiente que crean, así que verlos trasladados a otro contexto musical y cultural resulta una sorpresa muy grata y agradable.

March of the Zapotec & The Realpeople Holland fue su álbum anterior, y todo esto que he dicho se escucha desde que transcurre el primer segundo de la primera canción, la cual es sólo un intro, pero una vez entrando al álbum, con el segundo track “La llorona”, es entrar a territorio conocido. La banda viajó a México para la realización de March of the Zapotec, se instaló en México y se llenó de los sonidos y los ambientes tradicionales del país para su disco; el resultado, pura excelencia. La marcha del zapoteca es un álbum verdaderamente bellísimo y adictivo. Ya con The Rip Tide, Beirut regresa nuevamente a su sonido, ese tan particular que descubrimos con Gulag Orkestar. En el regresar un poco a sus raíces, lograron crear magia nuevamente. Esta es una banda que no se ha perdido en el camino, no se ha vendido, ni se ha dejado corromper por la industria, algo verdaderamente bueno para la gente sencilla como uno que no gusta del mainstream musical de la actualidad.

The Rip Tide es un álbum corto, apenas 9 canciones, sobrepasando ligeramente la media hora, pero ya ven eso que dicen, a veces las mejores cosas vienen en porciones pequeñas, pues he aquí la verdad de ello. Es un álbum que crece conforme transcurren las canciones y se mantiene sólido; no tiene, a mi parecer, puntos bajos, o momentos en los cuales se cae, como en una historia. Logra mantener el interés en todo momento; se aferra a él y a uno con las uñas clavadas en el oído. Es alegre y optimista, como en “Santa Fe”; en momentos es melancólico y poético, como una confesión declarada bajo el aliento, en el caso de “Goshen” o “The Peacock”. Un polifacético abanico de ambientes y emociones, en el cual uno inevitablemente se pierde; en menos de lo que uno se imagina, “Port of Call”, el último corte del disco, termina despidiéndonos del sonido beirutiano. Definitivamente un álbum para el verano, para escucharse de día o de noche y dejarse hipnotizar por él.

martes, 19 de julio de 2011

Es sólo diálogo...

Porque no tengo nada mejor que hacer -ya leí, dibujé un rato, vi el techo y mantuve una conversación conmigos misma durante unos minutos-, he transcrito toda una escena de una de mis películas favoritas, obra de los genialísimos hermanos Coen. The Big Lebowski (1998), es una película buenísima de esas como las que pocas veces se encuentran ya dentro de Hollywood, pero claro, es de los Coen. Es una comedia que realmente nos hacen reír y eventualmente terminar recordando y citando el diálogo. Y es que tocando el tema del diálogo, es tan natural, tan fluido, tan espontáneo, estúpido e irreverente. La película es una historia de enredos comenzando por dos personajes bajo el mismo nombre: Jeffrey Lebowski. El primer Jeff Lebowski (Jeff Bridges) es un pensionado veterano de guerra que pasa sus días bebiendo rusos blancos, fumando mota y jugando bolos; se hace llamar y  responde sólo al nombre de The Dude. El segundo es un millonario parapléjico, de edad avanzada, cuya esposa ninfómana es perseguida por deberle dinero a un magnate de la industria fílmica porno. Los achichincles del magnate mandan cobrar dichas deudas y terminan confundiendo a The Dude (el primer Lebowski) con el millonario Lebowski. Y como dicen... de ahí pa'l real; la historia se desenvuelve con toda fineza y naturalidad colina abajo con una lista de ridículos y caricaturescos personajes interpretados a la perfección.

Esta escena sucede justo tras la parte introductoria de la película, en la cual los achichincles del pornógrafo confunden a The Dude con el millonario y terminan orinándose en su carpeta persa. ... ... ...

Walter: This was a valued rug. This was a…


Dude: Yeah, man, it really tied the room together.

Walter: This was a valued, uh…

Dude: Yeah.

Donny: What tied the room together, Dude?

Dude: My rug.

Walter: Where you listening to the Dude’s story, Donny? Where you listening to the Dude’s story?

Donny: I was bowling.

Walter: So you have no frame of reference here, Donny. You’re like a child that wanders into the middle of a movie…

Dude: Oh, Walter. What’s the point?

Walter: There’s no reason… Here’s my point, Dude. There’s no fuckin’ reason...

Donny: Yeah Walter, what’s your point?

Walter: What?

Dude: Listen, what is the poi… Look, we all know who is at fault here. What the fuck are you talking about?

Walter: Huh? No, what the fuck are you… I’m not… We’re talking about unchecked aggression here.

Donny: What the fuck is he talking about?

Dude: My rug.

Walter: Forget it Donny, you’re out of your element!

Dude: Walter, the Chinaman who peed on my rug. I can’t go give him a bill! So what the fuck are you talking about?

Walter: What the fuck are you talking about? The Chinaman is not the issue here, Dude! I’m talking about drawing a line in the sand, Dude. Across this line, you do not… Also, Dude, “Chinaman” is not the preferred nomenclature. “Asian-American”, please.

Dude: Walter, this isn’t a guy who built the railroads here. This is a guy…

Walter: What the fuck are you ta…?

Dude: Walter, he peed on my rug.

Donny: He peed on the Dude’s rug.

Walter: Donny, you’re out of your element! The Chinaman is not the issue here.

Dude: So, who…?

Walter: Jeff Lebowski. The other Jeffrey Lebowski. The millionare.

Dude: That’s fucking interesting man. That’s fucking interesting.

Walter: Plus, he has the wealth, obviously, and the resources, so that there is no reason, there’s no fucking reason why his wife should go out and owe money all over town, and then they come and they pee on your fucking rug! Am I wrong?

Dude: No.

Walter: Am I wrong?

Dude: Yeah, but…

Walter: Ok then. That rug really tied the room together, did it not?

Dude: Fuckin’ A.

Donny: And this guy peed on it.

Walter: Donny, please.

Dude: You know, this is the fucking guy… I could find this fucking Lebowski guy.

Donny: His name is Lebowski? That’s your name, Dude.

Dude: This is the guy who should compensate me for the fucking rug. His wife goes out and owes money all over town and they pee on my rug?

Walter: They peed on your fucking rug.

Dude: Peed on my fucking rug.

Walter: That’s right, Dude. They peed on your fucking rug.

Aquí el video. Ahora me voy, seguiré viendo el techo y conversando con me, myself and I.

martes, 12 de julio de 2011

Confesiones conspiranóicas

Me he fijado que, debido a mi ya acrecentada pancita debido al embarazo, la gente se me queda viendo de una manera muy peculiar. No son miradas de ternura, de “mira qué bella mommy-to-be”, ni miradas de congratulación, sino miradas prejuiciosas, chismosas, curiosas. Son miradas de incredulidad y desaprobación (la mayoría de ellas). Para lo que me importa; no podría importarme menos, realmente desecho las miradas y lo único que en mi provocan es risa. Risa porque está claro que la gente no puede dejar de proyectar sus propios traumas hacia los demás, porque está claro que pensemos cuanto queramos sobre cómo esta sociedad ha avanzado hacia una equidad en los sexos, sigue siendo una sociedad misógina (y hago notar que NO soy feminista, de hecho, tanto el machismo como el feminismo me cae mal, mal, muy mal… los excesos jamás han traído nada bueno), lamentablemente. Platicando sobre mis teorías a mi esposo, él llega a la conclusión de que, la razón por la cual recibo tan peculiares miradas de la ajenidad es porque parezco una adolescente de 16/17 años (genes, mis padres son traga-años… gracias Papá y Mamá) y es que mi esposo también parece un muchachillo mocoso (la greña larga y los converse ayudan mucho en eso); así que henos ahí, una pareja de adolescentes que ha caído a la tentación de tentaciones, probando, según ellos, el dulce fruto que sólo está reservado para los verdaderos cónyuges. ¡Oh, gente de mente cerrada! Algún día llegaremos a la madurez mental en donde todos aprenderemos a ver más allá de nosotros mismos, más allá de nuestras envidias y psico-traumas. Mientras tanto, seguiré divirtiéndome al recolectar dichas miradas, pues en verdad, a quién no le gusta tener un público.

domingo, 3 de julio de 2011

Cosas del verano #2: leyendo a Rabelais

Good Sunday my lovely bloggers! Entro por el dolor de separación que el no tener acceso a internet me causa; entro porque extraño este mundo, porque extraño teclear y ver cómo aparecen las cosas que tecleo sobre el blog. Entro nomás porque quiero... y también, en vista de que esta vez que entro no tengo nada interesante que decir (o qué pensar), les comparto un poco de lo que estoy leyendo en la página 109 de Gargantúa y Pantagruel de Francois Rabelais... un clásico que jamás había leído hasta apenas ahora y el cual me está gustando... al menos no paro de reír. Espero que con esto les pique un poco la espina y les entre ganas de leerlo, si es que, como yo, tampoco lo habían hecho.



"... y trascoladas cerca de los nervios ópticos, en lo que estaban representados Demócrito heraclitizando y Heráclito democritizando.

Cuando se hubieron calmado las risas, Gargantúa consultó con sus gentes sobre lo que convenía hacer. Ponócrates opinó que se hiciera beber otra vez al elocuente orador y que, en vista de que les había dado tanto solaz y hecho reír más de lo que habría podido hacerles reír Songecreux, le entregaran los diez palmos de salchichas mencionados en la jocosa arenga, junto con un par de calzas, trescientos leños para el hogar, veinticinco moyos de vino, un lecho con tres colchones de pluma de ánsar y una escudilla muy honda, cosas que él decía necesarias para su vejez.

Todo fue hecho tal como había sido acordado, sólo que Gargantúa, dudande de si se encontrarían en aquel momento calzas cómodas para sus piernas, y preguntándose también de qué forma le sentaría mejor al orador, si a la martingala, que tienen un puente levadizo sobre el culo, para poder defecar cómodamente, o a la marinera, para mejor abrigar los riñones, o a la moda suiza, con muchos adornos para llevar caliente el trasero o en forma de cola de bacalao, por si tenía miedo de calentar la región renal, hizo que le dieran siete varas de paño negro y tres de la na blanca para forros. La leña fue llevada po rlos ganapanes; los doctores en artes llevaron las salchichas y las escudillas. Maese Janoto quiso llevar el paño.

Uno de dichos profesores, llamado maese José Baudouille, le demostró que eso no era decoroso ni conveniente para el estado teologal, y que era mejor que lo entregara a alguno de ellos.

-¡Ah -exclamó Janoto-, grandísimo borrico!, no concluyes in modo et figura. He aquí para qué sirven las proposiciones de Parva logicalia. Pannus pro quo supponit?

-Confuse -respondió Baudouille- et distributive.

-No te pregunto, asno -replicó Janoto-, quo modo supponit, sino pro quo. Es decir, asno, pro tibis meis, y por eso lo llevaré egomet, sicut suppositum portat adpositium."

(Fin de la página 109).



Esta suma pues una más de mis lecturas de verano y ha resultado ser una muy buena, entretenida y educativa. Y entre esta lectura también me saborié El banquete de Platón como side-dish.