sábado, 31 de diciembre de 2011

El fin, el inicio y la necesidad de confesiones y cursilerías.

Faltan veinte minutos y un año más perece con cada tic-toc y tic-toc del reloj. Toda la vida se reduce a una simple onomatopeya... tic-toc, tic-toc, tic-toc. Escucho los cuetes, los truenos y los que supongo yo son balazos; me imagino a las personas brindando, abrazándose, besándose por primera vez, perdonándose, riendo, reflexionando, gritando, bailando, bebiendo, hablando, gritando... un mundo de gente que celebra. Este año nuevo, lo celebro cómoda y calientita en mis pijamas, acostada sobre mi cama, observando a mi hijo dormir, mientras escucho el Songs For Swingin' Lovers de Frank Sinatra (10 minutos) y a mi esposo mover y remover platos en la cocina, sonrío y pienso que no hay mejor celebración que esta, mi familia. El modo de vida de hoy en día se ha convertido en un interminable festín de materialismo y consumismo sin tregua que termina por asesinar el espíritu humano, por lo que es difícil a veces ver y apreciar aquello que realmente importa. La vida me ha dado un giro y me ha mostrado tantas perspectivas que jamás creí existían... darse cuenta de que ella es un mar infinito de posibilidades es maravilloso y no hay mayor felicidad que aceptarlas y aventarse a lograr cada una de ellas.

A un minuto de la llegada del año nuevo, tan sólo les digo que muchas felicidades. Aunque no los conozca personalmente ni les llegue a abrazar, les deseo lo mejor de la vida. No se dejen llevar por las malas lenguas, desechen las amistades que se disfracen de buenas y les causen daño, jamás dejen pasar las oportunidades y atrévanse a decir "a la chingada, ¿por qué no?". La vida es camino de ida y no hay boleto de regreso, así que lo que hagan, háganlo con ganas y jamás se arrepientan de ello. Dios, El Universo, La Vida, como quieran verlo, trabaja de maneras que jamás comprenderemos, pero que siempre serán para nuestro beneficio, si sabemos aceptar los golpes de la vida y levantarnos para seguir adelante. Todo en esta vida pasa, así que los problemas hay que saborearlos y los momentos felices para siempre atesorarlos. 12:00am.... ¡Feliz Año! Los quiero y les deseo un encuentro con ustedes mismos y con la felicidad. Ahora... a empinar las copas, ¡SALUD!

Lo mejor... Novo Pilota, E.T.E.R.N.A.U.T.A.

5. E.T.E.R.N.A.U.T.A., Novo Pilota

Debo decir que este es un disco muy cercano a mi corazón por diversas razones, siendo una de ellas, que me habla de una ciudad que camina con las piernas rotas; una ciudad que muchos dan por muerta, sin embargo, otros como yo, no perdemos la esperanza de que renazca desde sus propias cenizas. E.T.E.R.N.A.U.T.A. es un álbum que fue garrando terreno y rompiendo barreras entre espacios que veían -y lamentablemente aún ven- al rock como una pérdida de tiempo; una forma de música que tan sólo llama al desorden o de alguna forma al diablo, así como diría la abuela. Es rock con corazón e inteligencia, tanto en la letra como en la música guitar-driven; Novo Pilota toma el género como excusa y justificación para expresar y soltar la greña, así como tiempo atrás lo hicieron Hendrix o Dylan, quienes se convirtieron en parte de la iconografía de toda una generación. Este cuarteto del Paso del Norte ya es parte del consciente colectivo de muchos en esta ciudad y su E.T.E.R.N.A.U.T.A. es la bandera con la cual marchan a través de quienes pretenden silenciar a toda una generación... "¿Quién grita? Y, ¿a quién gritas?".

Aquí abajo una de las mejores canciones del disco, 'Odio Cósmico', durante su presentación en el programa Checkwantu (www.checkwantu.tv para ver la entrevista y la presentación en su totalidad).


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lo mejor... Fleet Foxes y Bon Iver

6. Helplessness Blues, Fleet Foxes

Gracias a 'White Wynter Hymnal', me volví una devota empedernida de los Fleet Foxes. Fue amor a primera vista; no es un grupo que requiera habilidades sobrenaturales para convencer o enarmorarlo a uno. Así que un par de años más tarde, al regresar con Helplessness Blues, yo ya era una fiel creyente en su doctrina folk-y. El álbum lo podría describir como preciosista, grandioso; tiene esta sensación de abertura, de un fluir orgánico y tal vez un tanto rústico. Me encanta el barroquismo interpretativo de las canciones: las guitarras, las percusiones, las voces... sobre todo las voces, siempre en perfecta armonía. Sé que el folk, sobre todo este tipo, el cual puede llegar a ser un poco recargado, es difícil de escuchar y no es del gusto de muchos... conozco tan sólo a un puñado de gente que les gusta o lo aguantan a duras penas. Se toma su tiempo, no se puede apresurar y así es como este disco funciona. No es lento, sin embargo no se apresura en exponer al rojo vivo el alma, si no, letras como "I walk with others in me, yearning to get out. Claw at my skin and gnash their teeth and shout. One of them wants only to be someone you'd admire; one would as soon just throw you on the fire" no tendrían manera de explicarse. Le canta al verdadero romántico, a la persona atrapada dentro de sí, confundida y esquizofrénica. Realmente una belleza de álbum.

 'Grown Ocean'



6.1 Bon Iver, Bon Iver

Sí, soy una sucia tramposa, ¿y qué? Si por mí fuera en un top 10, nombraría dos discos por número, a final de cuentas es mi lista. Y en ninguna lista puede faltar Bon Iver. De hecho, queda perfecto en este número de temática folk; si estamos con los Fleet Foxes, el brinco hacia Bon Iver no será tan difícil. Este segundo LP se alejó un tanto más de lo que fue el For Emma, Forever Ago. Para empezar, se despoja del sonido orgánico del primero e incorpora un ambiente un tanto electrónico, lleno de distorsiones y guitarras eléctricas. 'Perth' y  'Hinnom, Tx' son ejemplo de ello. 'Perth' sobre todo, es la que pega con la sorpresa de que este álbum corre hacia el lado opuesto del mito de Bon Iver y Justin Vernon; es el antagonista a For Emma... Es el espíritu ya no quebrado por el desamor y la enfermedad, sino por la vida en sí y todas su paradojas.  En definitiva una obra más compleja y completa, aunque continuando con ese sonido, o estilo, o feeling, o ambiente, o como quieran verlo, al cual alude su nombre: buen invierno. Es melancolía evolutiva, genuina; la pugna del sonido sintetizado en contra del sentimiento enrevesado e indeleble del ser humano. Llega a acercarse peligrosamente hacia lo pretencioso, como en 'Beth/Rest' y aun así, salir triunfante. Verdaderamente de los mejores discos que escuché este año.

El paisajismo de 'Holocene'

martes, 27 de diciembre de 2011

Lo mejor... The Black Keys, El Camino

7. El Camino, The Black Keys

Presentar un álbum durante los últimos días del año, a mí parecer, no puede ser cosa muy buena; los discos fuertes, sólidos, esos tan esperados, ya salieron, ya se han escuchado y han tenido el tiempo suficiente para que se acrecente el gusto hacia ellos por quienes los escuchamos. Así, al llegar al final del año, han tenido su natural evolución y posicionamiento dentro de nuestros gustos -queramos o no, tendemos a calificar de mejor a peor todas las cosas... de lo que más nos gusta a lo que menos nos gusta. Pero luego, llegan discos como El Camino y el deleite es tanto que somos capaces de sacrificar algo que tardó en ganarse su lugar, y es que es tan bueno el disco que cómo dejarlo fuera, tan sólo por llegar al final; supongo que aquí se hace realidad eso que dicen "los últimos serán los primeros" o "lo mejor siempre llega al final", etc. Lo escucho y lo escucho, y entre más lo hago, más me gusta. Es bueno escuchar música temática, de esa que pide atención, seria y profunda, intelectual, hasta cierto punto, pero también es bueno escuchar música que es simplemente divertida como toda la que presentan los Black Keys. Es música que le hace desear a uno estar frente a ellos en un concierto, tan sólo para brincar, gritar, cantar y bailar.

'Run Right Back', pegajosa y fabulosa

Lo mejor... Okkervil River, I Am Very Far

8. I Am Very Far, Okkervil River

Me fascinan los artistas que leen y esta agrupación de músicos es de esos, la prueba está en el nombre, el cual salió de un cuento corto por parte de la autora rusa Tatyana Tolstaya. Conocidos por sus discos temáticos, Okkervil River, originarios de la meca musical tejana (Austin), presentaron en abril I Am Very Far, su sexto álbum dentro de una discografía muy impresionante, debo decir. Este es uno de esos proyectos que se tiene que escuchar y más si a uno le da por lo indie, lo melódico, lo rockero -sin llegar a ser estridente. Parte de su belleza es que no es un grupo que haya llegado a ser parte del establishment, osease, golpearle la cara de la fama y la fortuna (y la mercadotecnia y las modas). Ya  hablando entre nosotros, ojalá nunca lo haga; este es el encanto que guardan, el ser parte de un círculo quisquilloso de personas que disfrutan este tipo de música y de ambientes, que saben lo que escuchan y que son capaces de discernir entre algo bueno y con potencial o algo malo y que pronto terminará en el desecho. Escuchar discos como I Am Very Far lo incluye a uno dentro de ese círculo. Aquí podrán leer un poco más sobre lo que pienso de este disco: http://singinfrogz.blogspot.com/2011/04/i-am-very-far-el-nuevo-album-de.html

Una buenísima canción 'Wake and Be Fine'

lunes, 26 de diciembre de 2011

Lo mejor... Beirut y Anna Calvi

9. The Riptide, Beirut

5:58am y con una taza de café, acompañado de galletas navideñas, escucho The Riptide nuevamente. Jamás me ha gustado referirme a cierto tipo de música o discos u obras como "bonito" o "bello" o cosas por el estilo. Ese tipo de adjetivos, en casos como este, no dicen gran cosa, o de hecho, no dicen nada del todo. No es una opinión, vaya. Pero qué le puedo hacer, pues Beirut hace este tipo de música bella; llena de matices, de tonalidades y profundidades. Son canciones que guardan un feeling muy peculiar... cálidos, amigables, hogareños, características que son particularmente notorias en The Riptide, un álbum que salió por ahí de agosto -y que aun en medio del invierno se escucha maravillosamente bien. Escuchar canciones como 'Santa Fe' proporcionan esa sensación de lugar común, y cómo no, si Zach Condon la escribió en honor a su ciudad de origen, Santa Fe, Nuevo México. 'East Harlem' también tiene su toque mágico y honesto, con Condon haciendo una declaración de amor hacia su profesión, quizá... Sound is the color I know, sound is what keeps me looking for your eyes. And sound of your breath in the cold, and oh, the sound will bring me home again. Creo que en una industria en donde la mentira es la que vende, encontrar sinceridad en la música y en la letra lo hacen a uno disfrutar de ella verdaderamente; es ahí en donde uno se encuentra. 

Excelente canción, excelente video... 'Santa Fe'




9.1 Anna Calvi, Anna Calvi

De acuerdo, sé que esto es hacer trampa, pero no pude tacharla de mi lista, así de simple. Y es que escuchar la voz de Anna es un embrujo. Su música, su estilo, su voz, todo es tan seductor, tan provocativo que es imposible negarle la invitación. Calvi es sublime y compite con mujeres como Annie Clarke o Leslie Feist en un mundo en donde aun, no busquemos negarlo, el male-alpha-dog es quien rifa y controla. Pero dejémoslo a mujeres como ella para demostrar el poder espiritural, artístico y creativo que la mujer guarda en el interior (y no, no soy feminista). Sobre sale, no sólo por el poder de su voz, raposa en veces, profunda y grave, sino por sus habilidades como guitarrista, tan así que ha sido invitada para colaborar en tours de Interpol y Arctic Monkeys. Su música muestra influencias tanto de Opera como de Rock, desde Jimmi Hendrix hasta Edith Piaf. 'Suzanne & I', por ejemplo, tiene un sonido reminiscente de los 80s, y si ponen mucha atención, podrán escuchar en el coro la voz del afamado y siempre raro Brian Eno, quien ha sido el mentor de Calvi desde el inicio. Díganme si datos como este no les pica la curiosidad. Aunque estoy segura que una vez que se dejen llevar por el embrujo de esta prodigiosa belleza inglesa, cualquier dato tangencial quedará mermado al instante.

Versión en vivo de 'Blackout' 

viernes, 23 de diciembre de 2011

Lo mejor.... TV On The Radio, Nine Types of Light

Otro año más... bye bye. Espero que ya estén haciendo sus listas (mentales, escritas, a quién le importa) sobre todo lo que quieren lograr para el nuevo año; reflexionen sobre todo lo que quedó por hacerse en este que ya termina y vean con buenos ojos todo aquello que fue de su agrado, y por qué no, lo que no lo fue también. Una de las tantas listas que hago, porque de manera casi patológica hago listas (es como terapéutico para mí), es la lista de lo mejor que escuché en el año. Antes gustaba de hacer mi lista en cuanto a cine, pero siendo que la calidad de salas de proyección en esta ciudad es una verdadera y reverenda mierda en cuanto a lo que ofrecen, me he dado por vencida; la música es lo único seguro en la vida. Eso y la muerte, pero para qué nos vamos a terrenos tan pesimistas.

Como les decía, yo hago listas y junto a mí, escrito en las últimas páginas de algún cuaderno, con tinta negra, tengo una lista de discos que salieron este año y escuché fervorosamente, casi con una cierta obsesión en algunos casos. Es una lista larga de más de 30 discos; se me ha dificultado enormemente escoger solo diez. Esto del elitismo no se me da. Si pudiera los escogería a todos. Fue un muy buen año para artistas nuevos como James Blake o Grouplove, sin embargo, fueron los veteranos quienes se llevaron los laureles este año. Bandas/Músicos como Radiohead, My Morning Jacket, Bright Eyes, Björk, Fredrik, Decemberists, Death Cab For Cutie, The Antlers, Clap Your Hands Say Yeah, entre otras, regresaron con una fuerza impresionante... un momentum que fue creciendo con los años. Expectación y altas esperanzas se dejaban sentir, ver y escuchar en tantas almas melómanas, unidas por ese hilo plateado. En fin... a lo que voy.



10. Nine Types of Light, TV On The Radio


A este grupo de neoyorquinos los descubrí con Dear Science, excelente disco de hace ya tres años y supe que esta sería una de esas bandas de la cual ya nunca me podría despegar. Cuando Nine Types of Light vio la luz del día, era claro que llegaría a estar entre lo mejor; entre la crema y nata de la escena musical, y aclaro, esa escena musical que no se ha visto manchada y demacrada por la mercadotecnia y el consumismo, la que aun guarda y rebosa de talento y creatividad. El álbum es ecléctico en cuanto a ritmos y sonidos, mezclando jazz, con rock, con soul, con pop. Balance perfecto entre música y letra, armonías y voz. Desde que 'Second Song' se escucha (curiosamente la primera canción del álbum), atrapa... pegajoso, delicioso, atractivo. Un sonido funk, pop, jazzero, ¿cómo no puede ser adictivo? Es imposible dejar de escuchar, así como adelantar de una pista a otra. El disco funciona como un entero, y es que según transcurren los segundos, joyas como 'Will Do' o 'Killer Crane' aparecen. Es una obra excelente, quizá no sea un álbum tan bueno como lo fue el Dear Science, sin embargo es una sólida adición a la impresionante discografía del grupo. Este desde sus inicios no ha quedado bien definido más por los dos miembros originales, Adembipe y Sitek. El bajista, Gerard Smith, murió de cáncer un mes después de haber lanzado el disco... es triste, y no sé por qué siempre son los bajistas. Escuchándolo, no pude dejar de pensar en cómo esto fue la última gran cosa que Smith hizo, lo cual te deja pensando... ¿qué será la última gran cosa que hagas en este mundo? Pero bueno, no quiero terminar esta nota con una idea de este tipo. Mejor a escuchar el disco, saborearlo y amarlo. Definitivamente Nine Types of Light merece un lugar entre el canon de cualquier amante declarado de la música. 


El video de 'Will Do', uno de los mejores tracks del disco.

martes, 20 de diciembre de 2011

A Case of You

Me he despertado, como ya es costumbre, alrededor de las cuatro de la mañana. No quería creer todo eso que me decían sobre cuando uno tiene hijos que ya el sueño es escaso. "Duerme todo lo que puedas", me decían, "aprovecha ahorita que puedes dormir, descansa". Ahhhh esos días de dormir toda la noche, la madrugada, despertar tarde, pero bueno, no puedo decir que sea todo malo. Hay muchas cosas que se disfrutan más de madrugada que durante cualquier otra hora del día... ver El Mago de Oz con mi hijo y ver cómo la música lo calma es una de esas cosas; escribir cuando el cerebro aún está entre la línea del sueño y la vigilia (cosas bastantes fumadas me han salido de eso); que mi esposo se escape a Denny's a comprar waffles en la madrugada para desayunar viendo caricaturas también no tiene precio. Pero, sobre todo... la música. Hay música que cambia su sabor cuando se escucha durante estas horas. 

James Blake ha hecho un cover de 'A Case of You', canción de Joni Mitchell (la encuentran en Blue). Ahora, Joni para mí es una diosa; es un artista como pocas. Sus canciones no pueden ser etiquetadas como meras canciones, sino como poesía en  todo su esplendor. Durante toda su trayectoria discográfica, creó historias, imágenes, situaciones... es todo un manual sobre El sentimiento humano (sí, "El" con mayúscula). Sé que Mitchell no es para todos, a muchos le aburre, y no porque su música sea aburrida, sino porque requiere, o mejor dicho, su música demanda atención y vaya que eso ha sido lo que ha obtenido de mí. Ella y yo compartimos una relación muy especial. Y ahora que me encuentro con esta versión en la voz de Blake (que no sé ustedes, pero a mí me recuerda mucho a la voz de Antony Hegarty) ha hecho de esta madrugada algo muy especial. Les dejo el video. ¡Feliz martes!


jueves, 15 de diciembre de 2011

Melancholia, declaración de amor de Von Trier hacia la depresión


No es el tipo de película que uno ve por estar aburrido; no es el tipo de historia para divertirse o pasar el rato. Es el tipo de película que uno ve porque conoce lo creativo y deslumbrante que alguien tan polémico puede llegar a hacer, y cuyas creaciones terminan marcando la memoria. El director danés siempre ha causado una fuerte impresión en mí, pues me hace sufrir, con mayúsculas... SUFRIR. No puedo ver Dancer In The Dark sin escuchar que se me rompa el corazón y terminar en lágrimas; no puedo ver Antichrist sin sentir cómo se me retuercen las vísceras; no puedo ver Dogville sin sentir repudio hacia la maldad del hombre; no puedo ver Manderlay sin quedarme dormida (porque esa de plano me aburrió).

Escogí el día perfecto (nublado, frío, húmedo, depresivo) para ver la tan poética versión del fin del mundo según Von Trier, en donde el planeta Melancholia está por estrellarse a la Tierra. La belleza de la historia, es que este terrible acontecimiento, no es más que el mero gancho sobre el cual el director cimenta el verdadero argumento de la película, centrado en la relación entre las hermanas Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). Esta tragedia de tragedias es una sencilla estructura de tres actos, con el tercer acto antepuesto al primero -la película inicia con el fin (literalmente). El final es un espeluznantemente bello y etéreo cataclismo; es la danza de la muerte, a ritmo de Wagner y su preludio a Tristán e Isolde, pieza que se escucha a manera de leit motiv a lo largo del film. El final de finales, el inicio de inicios, una lluvia de imágenes alternando entre los personajes y el espacio,  entre Justine y Claire y los dos planetas, imágenes producto de una cámara phantom que exagera el uso de slow motion logrando un espectacular resultado; les aseguro que esta secuencia introductoria a la película la repasarán una y otra y otra vez después de haber visto la película.

Llevo horas, literalmente, escribiendo y borrando la sinopsis de la película, pero cada vez que termino y la leo me parece frívola y superficial. La película funciona a manera de metáfora, en donde Von Trier proyecta sus frustraciones y la profundidad de esa depresión contra la cual ha combatido por años; digo, es un poco prosáico tomando en cuenta el título. Se proyecta así mismo en el personaje de Justine, quien es incapaz de disfrutar de su propia boda por no poder sobre pasar su padecimiento, el cual ha llegado a un nivel tan fuerte, tan denso, que ni su marido logra pasar la noche de bodas con ella y terminan separándose después de tan solo horas de casados. A ella se le ve perdida y dispersa, yendo de un lugar al otro, tomando baños mientras abajo la esperan para partir el pastel; cogiéndose hombres al azar mientras su esposo la espera en su habitación; tomando siestas mientras la esperan para los discursos, y así sucesivamente. Mientras tanto, una neurótica Claire debe lidiar con una familia profundamente escindida y resentida. Este juego de contrastes, el simbolismo de la boda en oposición con la podredumbre de las personas que por ahí deambulan es absolutamente delicioso. Son personajes minuciosamente creados: Justine es una depresiva terminal, Claire la neurótica base sobre la cual se apoya la familia, Michael es el pobre ingenuo que se casó con la locura personificada, John el astrónomo burgués que carga con la familia de Claire cual estigmas sangrantes. El padre se ha convertido en un mujeriego y la madre en una amargada... en fin.

La segunda parte de la película, a diferencia de la primera, se siente más fluida, pues el espectador sabe que el tiempo está cerca y que todo está por terminar. Es interesante ver cómo las personalidades que en un principio fueron planteadas, van desenvolviéndose cuando su naturaleza se enfrenta ante su destino: la muerte.  El hombre es débil y se doblega antes de tiempo, mientras la mujer se sostiene erguida, aceptando lo que viene o simplemente resignada. Si hay algún mensaje que haga guiños de actitudes chauvinistas, misóginas, machistas, blah, blah, en el personaje de John sobre la condescendencia que tiene ante su esposa, puesto deliberadamente por Von Trier, pues quién sabe. Eso es a la interpretación de cada quien. Yo no quise entrar en asuntos de género, como muchos hicieron en Anticristo; yo entendí las analogías que busca hacer sobre este asunto ya mencionado hasta el cansancio sobre su depresión... y una vez que me encasillé (abiertamente) en la metáfora, todo lo fui tomando, no como lo que era, sino como aquello que representaba: el choque planetario/el choque fraternal entre Claire y Justine; la voracidad del universo/la familia tan violentamente disfuncional, etc. Y bueno, si a esas vamos, no sé si era la finalidad; pero así como uno lee un poema e interpreta, aquí me di la libertad de aplicar el mismo principio.

Así como sus películas, Von Trier es un personaje enigmático y sumamente interesante. Es la persona que todos aman odiar; es quien está en boca de todos; es a quien recurren para derramar bilis. Esta persona non grata de críticos, periodistas y burgueses intelectualoides de los más prestigiados festivales cinematográficos, seguirá haciendo cine provocativo, polémico; de ese tipo que se entierra como espina en el corazón, en el hígado, en el estómago, así como lo llegasen a hacer Buñuel, Bretón, Dalí o cualquiera de los surrealistas con tal de provocar. Esas provocaciones que a final de cuentas, nos hacen sentir vivos, nos hacen pensar; nos provocan a hurgar en los rincones más oscuros del espíritu humano para enfrentarnos a nosotros mismos. Melancholia es la película más anti-Von Trier que he visto, a pesar de recurrir a sus lugares comunes: la eroticidad, la naturaleza, la vida, la muerte, la maldad, la bondad, la ingenuidad, la incredulidad, la eterna pugna entre el bien y el mal, y algo que me recuerda al 'silencio de Dios' del cual Bergman hablaba, no sé por qué. Este es un director al cual se le ama o se le odia, al igual que su obra; una obra que no es fácil de digerir, pero que es altamente gratificante y, por qué no, edificante.

Aquí el prólogo, nomás para que se den una idea.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El hombre piano

Café con leche, empanada de fresa, El extrajero de Camus y esta canción.... 'Piano Man' de Billy Joel. Canciones como esta, pocas. Perfectos versos, perfecta melodía y la voz de un joven Billy Joel que realmente la hace inmortal. Es de esas canciones que se le cantan a los hijos, y los hijos a sus hijos. Y la verdad es que ni me gusta Joel tanto, yo soy más del estilo de Elton John, sobre todo en su belle-epoque, pero cuando una canción es buena, no hay quien lo niegue. Se las dejo...

Piano Man by Billy Joel on Grooveshark

domingo, 4 de diciembre de 2011

Domingo

Algo tiene de especial el domingo. Se siente un día diferente a los demás; un día que no pertenece a los rutinarios lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Tampoco pertenece al respiro que proporcionan los viernes y los sábados, por lo que termina siendo un día aparte de los demás. Un día sin clasificación. Un día sin eventualidades, sin acontecimientos excitantes; un día que no tiene nada de rutinario, pero que dentro de sí parece vivir siempre el mismo itinerario. Es lento, largo, ocioso, tedioso en la mayoría de sus turnos, sobre todo en días fríos y mojados como este en el casi-invierno. "Pensé que era domingo y me fastidió: no me gusta el domingo [...] En la calle sólo quedaban los tenderos y los gatos..." dice Camus a través de Mersault durante prácticamente todo el capítulo II del Extranjero de Camus, el cual se extiende por hojas sobre cómo Mersault odia los domingos y prácticamente no hace nada más que ver a la gente por la ventana y fumar cigarrillos. Mientras el domingo transcurre hacia su trágico final... me doy cuenta de que ya no sé ni qué escribir, por lo que esta entrada de blog, sin gran finalidad y total falta de sentido alguno, agoniza de igual manera y llega hacia un austero final sin gran elaboración de frases. Justo así.

El Camino de las Teclas Negras


Bien podría ser el título de un pésimo libro escrito por Carlos Cuauhtémoc Sánchez (vómito, vómito), aunque no lo es; tampoco es un libro de superación personal bajo la firma y marca registrada de Deepak Chopra. No, nada de eso; se trata nada más y nada menos que de la última entrega del fab-two The Black Keys. El Camino es el séptimo álbum de este excelentísimo dúo gringo-parlante, el cual, de buenas a primeras les digo que es una total y completa delicia escuchar. Es la garantía de pasar un buen rato.

Desde el inicio, 'Lonely Boy' engancha, es inevitable. La historia de chico conoce a chica, chico se enamora de chica y chica lo manda a comer pasto, mientras chico espera y espera con el corazón en la mano podrá parecer como la canción trágica-melancólica que tanto aman los folkies cantar, pero no; déjenselo a unos rockeros, que parecen salidos de una película de Tarantino, para convertirla en una fiesta de negación, de amor-odio, con esas guitarras tan electrizantes, esos ritmos tan hipnotizantes. 'Dead and Gone' baja el tempo un tanto para adentrarse de lleno al camino que van trazando Auerbach y Carney, en donde el protagonismo de la batería y el bajo son palpables en cada momento. Poniendo un alto al tan sabroso estridentismo de las guitarras de Auerbach, 'Little Black Submarine' nos muestra su acústico romanticismo... aunque esto es realmente una farsa. Engaña en la melancólica austeridad con la que nos envuelve, para que de la nada termine por golpearnos de frente a la cara. The voices calling me, they get lost and out of time. I should've seen it glow, but everybody knows that a broken heart is blind, esquizofrenia en la lírica y en la música, buenísima canción. "Money Maker" y "Run Right Back" regresan de lleno a ese sonido guitar-driven, lleno de fuzz, de riffs y de muchos huevos, así como debe ser.

Siguiendo con la temática del disco sobre corazones rotos, el amor no correspondido y ese sentimiento romanticista del chico solitario incomprendido, 'Sister' aparece para cimentar bien la idea: Wake up, gonna wake up to nothing. Brake up, the brake up is coming. When your heart is hollow, another pill to swallow. Si tan sólo en la Alemania del siglo XVIII los narcóticos fuesen tan comunes para aliviar el mal de amores junto con una botella de whiskey, bueno no podría decir que otra cosa hubiera sido. 'Hell of a Season' y 'Stop Stop' suenan cargados del ambiente retro que tanto me gusta encontrarme por ahí... sonidos de festivales de rock de los 70s, aturrados de melómanos, fanáticos y los ocasionales groupies; ganas me dan de ponerme pantalones acampanados, plataformas y bailar. La fantástica 'Nova Baby' comienza la parte climática y final del álbum, y que debo decir, fue de mis canciones favoritas. No soy alguien que viva con el corazón roto y definitivamente no sufro el mal de amores, pero si lo sufriese, no encontraría razón para ignorar lo que con honestidad de blues-man canta Auerbach: I'm falling hard for every yard of the dream you sold me.


Oh don't let it be over, se escucha finalmente en 'Mind Eraser', y así es precisamente como uno termina sintiéndose tras ese recorrido de retro rock de un álbum que emula en ciertos aspectos a Brothers, aunque sea una obra que termine por irse en el camino contrario. Es un disco enteramente divertido y nada complicado, pues este par de chicos oriundos de Ohio nos demuestran que no se necesita mas que una guitarra y una batería para hacer buena música, específicamente, buen rock, sobre todo en esta época que tantos poperos quieren parecer rockeros y tantos rockeros se hacen pasar por poperos. El Camino de los Black Keys es uno de los discos que más he disfrutado durante este año.

'Lonely Boy'. Esto es todo el video y me encanta. Ganas dan de ponerse a bailar también.