sábado, 16 de mayo de 2009

El café, el cigarro, la lectura y el Ché

Sigo sin interntet, pero sí con muchísimas cosas qué hacer como terminar de dar orden a mi caótica casa, aún así, estoy feliz de anunciar que el progreso existe y las cosas se ven mejor cada vez. Al menos ha dejado de gotear la tubería de la cocina, bueno, la última vez que chequé no goteaba, espero que siga así. Eso sí, hay café, hay cigarros, hay música y buenas películas. Muchos se burlarán de semejante declaración, pero estoy tan feliz y orgullosa del pequeño nido artístico que mi esposo y yo estamos construyendo. Podríamos cobrar entrada para ver películas o vender café y que la gente llegase ahí simplemente a leer y perderse un poco del mundo... pero no, así no funcionan las cosas.
En estos días de sequía cibernética me he dedicado a ver películas y escuchar una selección de MUY buenos discos; así también mi tiempo se ha ido en la lectura de cosas diversas, las cuales recomiendo al mundo entero. Por ejemplo... porfín terminé de leer El Buscón de Quevedo. ¡Qué novela! Esta novelita picaresca los tendrá riendo todo el rato. Es una secuencia de momentos, escenas, situaciones, problemas exageradas y satirizadas, pero con una narrativa tan amena y fluida. La recomiendo totalmente.
Un libro menos de la larga pila de libros que tengo ahí empezados, incluyendo aquel de Murakami que sigue en la misma página desde diciembre. La siguiente semana lo terminaré de leer. Por lo pronto me concentro en mis trabajos finales; uno de mitología es el que me tiene un tanto apurada con tanta corrección. El tema es excelente y queda como anillo al dedo. ¿Lo quieren? Trata sobre la obra de Cayo Valerio Catulo y la similitud que presenta con La Nouvelle Vague, enfocándome principalmente en la obra, historias y personajes de Jean-Luc Godard. Si a alguien le interesa, es un tema muy interesante, jamás creí encontrar tantas similitudes.
En cuanto a películas, el sábado vi porfin la de Ché, dirigida por Steven Sodebergh con la soberbia actuación de Benicio del Toro como el mismísimo revolucionario. La película está tratada como documental, siguiendo aquella moda que últimamente las películas biográficas manejan (véase Frost/Nixon y Milk). Debo decir que quedé intrigrada por el papel que jugó del Toro, más aún cuando no soy una persona que se diga ser "fan" del Ché Guevara, lo que sí es que me plantó la semillita de conocer un poco más sobre su vida. La recomiendo muchísimo; si en estos días encuentran un tiempo y se ven aburridos o simplemente buscan algo diferente en la sección cinematográfica, vean esta película dirigida por el sr. Sodebergh. Por el momento, la película solo cuenta con la primera parte en los stands del Blockbuster, pronto -esperemos- estará la segunda parte en los cines.
Hablando de películas biográficas, y ya que mencioné arriba Frost/Nixon, vean una estelarizada por Dustin Hoffman y Robert Redford llamada All The President's Men. Mismo tema, aunque este se centra en los dos reporteros del Washington Post que muestran la historia y los hechos antes que nadie. Solo un dato para complementar.
Y en cuanto a música... Wooden Arms, la nueva producción discográfica de Patrick Watson recibe mi nominación para uno de los mejores albums del año. Definitivamente. Escúchenlo y díganme qué les pareció. Ya escribiré un blog digno para semejante obra musical.

lunes, 11 de mayo de 2009

No internet... for now.

No podré escribir tan seguido en estos días dado a que me encuentro momentáneamente sin internet en casa. Pero pronto, pronto mi retorno, pues cuento con muchísimos temas de qué tratar, como películas que he visto, música, crítica y blah blah blah... ya saben. Por lo pronto los dejo con este consejo: lean, lean mucho. Edúquense, conozcan otros mundos, otras vidas, otros escenarios. Respiren aires lejanos. Ilusiónense con sus héroes. Atrévanse a salir de los del montón.
Besos a la humanidad.

jueves, 7 de mayo de 2009

Cambiando de casa.

Estoy justo a mitad de ordenar el sofocante caos de nuestra casa nueva, pero parece que es algo imposible. Cajas por aquí, por allá, por acullá (acuyá... como se escriba, I don't care); cajas, cajas, cajas, cajas, cajas y más cajas.


Cajas chiquillas, otras más chiquillas.
Cajas grandotas, medianillas.
Cajas feas, cajas bonitas.
Cajas grises, cajas blanquitas.


Bueno, no quiero aburrirlos con tantas cajas regadas, también hay botes de pintura, unos botes grandotes, otros chiquitos. Pintura de aceite, pintura acrílica.


¡Polvo! Ufffff.... de ese hay de amontones. Polvo, maldito polvo. La maldición de los juarenses, el pinche polvo. Uno limpia y cinco minutos más tarde, ya hay polvo otra vez. Y las alergias... las malditas alergias que no lo dejan ni respirar agusto a uno. Los constantes estornudos y los ojos llorosos. La comezón en la nariz, comezón para todo tipo de narices, grandes, pequeñas, medianas, torcidas, chatas, respingadas, etc. Ya saben como es esto de las alergias.


Vaya, entre tanto caos y estres, la única luz de esperanza que se ve por ahí proviene de mi iTunes con Vladimir Horowitz tocando Chopin. Se los recomiendo. Verán todas las luces que quieran y por un momento, todo el caos y todas las cajas y todo el polvo desaparecerá.