martes, 9 de julio de 2013

Los marcianos llegaron ya... Wells y Harryhausen. (Extracto)

"Pienso que la mayoría esperaba ver salir a un hombre, tal vez un poco diferente a los humanos, pero, en general, un ser como los hombres. Estoy seguro de que tal fue mi idea. Y mientras miraba me pareció ver algo que se movía entre las sombras. Era de color gris y se movía tortuosamente, y después vi dos discos luminosos parecidos a ojos, después de un momento se proyectó en el aire y hacia mí algo que se asemejaba a una serpiente gris no más gruesa que un bastón. A ese primer tentáculo siguió inmediatamente otro [...] Al salir y ser iluminado por la luz relució como el cuero mojado. Dos grandes ojos oscuros me miraban con tremenda fijeza. Era redondo y podría decirse que tenía cara. Había una boca bajo los ojos: la abertura temblaba, abriéndose y cerrándose convulsivamente mientras babeaba. El cuerpo se convulsionaba de manera violenta. Un delgado apéndice tentacular se aferró al borde del cilindro; otro se agitó en el aire. 

Los que nunca han visto un marciano vivo no pueden imaginar lo horroroso de su aspecto. La extraña boca en forma de 'V', con su labio superior en punta; la ausencia de frente; la carencia de barbilla debajo del labio inferior, parecido a una cuña; el incesante palpitar de esa boca; los tentáculos, que le dan el aspecto de una gorgona; el trabajoso movimiento de sus pulmones en nuestra atmósfera; la evidente pesadez de sus movimientos, debido a la mayor fuerza de gravedad de nuestro planeta, y en especial la extraordinaria intensidad con que miran sus ojos inmensos... Todo ello produce una reacción muy parecida al del asco.

Hay algo profundamente desagradable en su piel olivácea, y algo terrible en la torpe lentitud de sus tediosos movimientos. Aun en aquel primer encuentro, y a la primera mirada, me sentí dominado por la repugnancia y el terror." 

 La guerra de los mundos, H. G. Wells
Ilustración por el gran Ray Harryhausen



Es la primera vez que leo a H. G. Wells y vaya que estoy amando la lectura. Me siento como niña ante su construcción de imágenes y sólo lamento el no habérmelo topado antes. Pero vaya que nunca es tarde para nada, ¿verdad?