Nomás porque sí: porque fanfarronerías sonoras provenientes de trompetas doradas llenan el archivero de mi cabeza. Porque los bloques contra la inspiración aturden. Porque no hay más que hacer más que aventar los escupitajos de letras hacia el camino. Porque duelen las llagas de los dedos de tanto escribir. Porque hay que escribir. Porque si no escribo, moriré.
jueves, 21 de junio de 2012
Sueño haikús (Ejercicio -onírico- #5)
Comienza el peregrinaje
Ese pelo de ángel que corre por tus piernas
Esas canas por encima de tus venas
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