"Te falta rock en esta lista", discute mi esposo, y lo mandé a volar. "Está muy folk-y tu lista", comentó en otra ocasión e igualmente, lo mandé a volar. En el momento en que consideré anotar Here de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros como uno de los mejores diez discos del año, caí en cuenta que tenía razón... hacía falta más rock en la lista, por lo que repasé nuevamente todos los discos que escuché este año. Ya puedo escuchar su "te lo dije" cuando diga que en efecto, Mark Lanegan regaló al mundo Blues Funeral en este susodicho último año de la humanidad, lo cual hubiese sido un lindo e irónico tema mortuorio.
Talentoso, multi-instrumentalista, multi-facético y prácticamente, una leyenda viva dentro de la historia del rock que quizá muchos desconocen, aunque ahora que lo pienso, no veo cómo puedan no haber escuchado de él. Sus colaboraciones con Isobel Campbell fueron las que me presentaron la rasposa y clara fumadora voz de Lanegan, con su tan seductor rock/blues de Hawk. Gracias a mi esposo, un más profundo sumergimiento a su obra hizo que Blues Funeral se escuchara hasta el cansancio -bueno, ni tan así- por todos lados. Es indudable, desde que inicia, hasta que termina, la gran herencia con la que carga y a partir de la cual se nutre para dar rejuvenecer a un estilo de música que vacila y parece debilitarse en la actualidad musical de un país que vio nacer el jazz, el blues y el rock. Y así "The Gravedigger's Song" declara que el deceso está aun muy lejos del presente: To the stars my love / To the sea / To the wheels my love / Till they roll all over me. Este tipo de música tiene algo que la hace especial, comenzando por el hecho que es la primera en ser desechada por la gran mayoría de la gente que se dice ser amante de la música, quizá por su aparente sin sentido lírico, los ambientes imperfectos que traza entre rasgueos y voces roncas, espacios sonoros que retumban los tímpanos o los escenarios de cigarros y alcohol mal vistos por una sociedad que se empeña en ser doble-moralista bajo sus falsas virtudes. Esta es la razón que encuentro en momentos del disco cuando Lanegan canta: Muddy water / Rising up / You know I feel you / In my iron lung / Muddy water / Celestial flood / You know I feel you / In my iron lung, a lo largo de "Bleeding Muddy Water". Si el blues ha muerto, como lo declara en su título, entonces canciones como "St. Louis Elegy" no tienen razón de ser con estos lamentos de alma herida que encuentra alivio en el santuario de un vaso de whiskey. "Riot In My House" concuerda con todo lo que predica... caos por caos, desmadre por desmadre... There's a riot in my house / Chaos is blossoming / Run and hide little mouse, por si las estridentes guitarras y el retumbar de la batería no fuese advertencia suficiente; esta canción no es para los de corazón ligero, consumidores del pop chicloso y masticado (all you bubble-gum poppers, beware). "Ode To Sad Disco" es la canción más alejada de la línea genérica a la cual se apega el disco, con sonidos sintetizados y ecos de ritmos disco, ese sub-género que nadie nunca llegó a entender; el respiro dura muy poco, "Phantasmagoria Blues" regresa a los tonos oscuros que hablan de amores perdidos, relaciones enfermizas, suicidio y tristeza. "Harborview Hospital" parece sacada de un disco de New Order que en efecto puede distraer, así que mejor continuar con "Leviathan" y su melódico subi/baja de la voz de Lanegan que va seguido por el bajo y unos oh-tan-deliciosos-riffs que me hacen hervir de arrepentimiento ante el hecho de no saber tocar la guitarra para jugar con ella de esa manera. Cerrando, "Deep Black Vanishing Train" es quizá la canción más real y personal del disco, en donde uno no puede evitar sentirse como confesor ante el lamento y la resignación: So long light, you're bound to fall / Now isn't that a shame / Casting shadows on the wall / Too late to learn another game / Transfixed by what isn't seen / And what will never change / The times I've tried to free myself / It's been hard to look away.
Admito que Blues Funeral no fue un disco del cual opinara gran cosa, me gustó y ya. Pero ahora que regreso a él y que lo escucho nuevamente en la gloriosa y ruidosa vastedad de los audífonos, comprendo y admito lo magnífico que es, y aunque no se preste como el mejor ejemplo de la obra de Mark Lanegan, pinta un cuadro que da la idea de su grandeza e importancia dentro de un género tan relevante como lo es el blues y su querido engendro, el rock.
Aquí una presentación en vivo con razón del lanzamiento de su álbum: http://youtu.be/dCa9BBVeTjo
1 comentario:
empece a "youtubbear" las rolas y si son buenas, tambien me considero un melomano. deberias en tus post de musica incluir un link para poder bajar el disco :P jha todo peladitas.
Publicar un comentario