Trampa... ¡TRAMPA! Yo misma lo grito a los cuatro vientos, pero no podía dejar de lado a uno, ni al otro. Yo sé que ustedes entenderán.
Seducción. Total y completa seducción. Esa es, creo yo, la mejor manera de describir los sonidos tan suaves, deliciosos, nocturnos. Steven Ellison, el hombre detrás de Flying Lotus, nos juega a sus escuchas, u
na partida de cortejo a media noche y crea el ambiente perfecto para el momento. No es música electrónica, sino una fusión de elementos electrónicos, con jazz, con sonidos orgánicos procesados dentro de la mente de un hombre que vive con un catálogo musical impresionante. Son pocos los momentos en los cuales las melodías van acompañadas de lírica alguna -pues a veces el sonido es la más alta poesía de todas-, cuando sucede la aparición de voces como las de Erykah Badu, Thom York o Niki Randa proporcionan el calor humano necesario que regresa la idea de la música gira alrededor del hombre y no de las máquinas, estas son el medio para un fin. Canciones como "Heave(n)", "Tiny Tortures" u "Only If You Wanna" son deliciosamente sugestivas sin exceso de palabras que puedan arruinarnos el momento. Crean matices y encuadran la diversidad de texturas para que podamos perdernos en ellas. Un vistazo a la portada basta para entender los sonidos, aunque la música finalmente es algo que no es necesario analizar para disfrutar de ella. En el núcleo, "See Thru To U" con la participación de Badu es la gratificación de Until The Quiet Comes; la bellísima voz de Erykah fundiéndose en una línea con esos ritmos tan pegajosos que les aseguro, terminarán por mover alguna parte de su cuerpo involuntariamente. No podrán escapar a sus encantos. En complemento, "Until The Quiet Comes", la homónima del disco, la describiría como un outro de dos minutos que sigue alimentándonos este ambiente nocturno y cómo se escucharía la media noche o las primeras horas de la madrugada, si supieran silbar una tonada; representando la frivolidad recreacional que conlleva la oscuridad.
na partida de cortejo a media noche y crea el ambiente perfecto para el momento. No es música electrónica, sino una fusión de elementos electrónicos, con jazz, con sonidos orgánicos procesados dentro de la mente de un hombre que vive con un catálogo musical impresionante. Son pocos los momentos en los cuales las melodías van acompañadas de lírica alguna -pues a veces el sonido es la más alta poesía de todas-, cuando sucede la aparición de voces como las de Erykah Badu, Thom York o Niki Randa proporcionan el calor humano necesario que regresa la idea de la música gira alrededor del hombre y no de las máquinas, estas son el medio para un fin. Canciones como "Heave(n)", "Tiny Tortures" u "Only If You Wanna" son deliciosamente sugestivas sin exceso de palabras que puedan arruinarnos el momento. Crean matices y encuadran la diversidad de texturas para que podamos perdernos en ellas. Un vistazo a la portada basta para entender los sonidos, aunque la música finalmente es algo que no es necesario analizar para disfrutar de ella. En el núcleo, "See Thru To U" con la participación de Badu es la gratificación de Until The Quiet Comes; la bellísima voz de Erykah fundiéndose en una línea con esos ritmos tan pegajosos que les aseguro, terminarán por mover alguna parte de su cuerpo involuntariamente. No podrán escapar a sus encantos. En complemento, "Until The Quiet Comes", la homónima del disco, la describiría como un outro de dos minutos que sigue alimentándonos este ambiente nocturno y cómo se escucharía la media noche o las primeras horas de la madrugada, si supieran silbar una tonada; representando la frivolidad recreacional que conlleva la oscuridad.
8. Sun, Cat Power
Chan Marshall es una gatita que nos enseña que los 40 son los nuevos 30. Llena de sabiduría y con la corteza más dura, irrumpió finalmente con Sun, disco que llevaba más de cinco años en gestación. Y es que Marshall es una persona cuyas excentricidades ha logrado plasmar hasta la última nota en su creación musical. No he tenido el placer de verla en vivo, pero por lo que se lee y se cuenta, sus presentaciones no son los conciertos como la convención dicta, sino happenings, en donde ni una presentación será igual a la otra, ni su manera de actuar permanecerá estable durante un corto periodo de tiempo. Finalmente, no conozco persona que -y me incluyo-, dentro de su personalidad, manifieste excentricidades al por mayor, la diferencia es que no aplicamos la locura a la creativada y al creacionismo. Estas locuras, experiencias de vida, la evolución del pensamiento, la edad, se escuchan en la letra y la música que como resultado explotan una de las facetas más profundas de la artista conocida como Power... Cat Power. "Cherokee" es la declaración de amor a sí misma y como todo buen amor, lleno de faltas y errores. En "Sun" expone más su faceta experimental con beats y sintes que acompañan la calidez de su voz, la cual se escucha multiplicada en el espacio denotando la convicción que sólo los años regalan a la forma de pensamiento. Sin embargo, "Always On My Own" me parece que expone en toda su cruda y sencilla gloria, uno de los aspectos más difíciles -dolorosos, problemáticos- de lo que conlleva tener el don y el talento que Marshall tiene, si no, por qué escuchamos su voz siendo ahogada entre el fuzz del bajo y los agudos sonidos del sintetizador: Tell me no lie, under your love / Back to back, tick tock, has begun / Oh, oh, work your love / I want to live my way of living, canta en un tono que casi ruega por el entendimiento. Definitivamente una canción que sobre sale en el disco. La temática "Human Being" es una oda a la humanidad con un sonido de tradición joydivisionesca, mientras que "Manhattan" es en honor a la isla y su personalidad tan multifacética, voltea esa densidad de ambiente y abre el horizonte para revelar una de las más bellas melodías jamás cantadas por ella; este es mi track favorito, entre el tono juguetón de su voz y los tonos que se repiten tan reconfortantes entre el vasto ambiente de la batería. Y en el tercer acto, "Silent Machine" y sus pegajosos riffs, "Nothing But Time", con sus 10 minutos de duración manifestando que tiempo es todo lo que tenemos y el explosivo cierre "Peace and Love" que suena magníficamente a "Kashmir" con esas guitarras que parece como si el mismísimo Jimmy Page las estuviera rasgueando con tanta determinación, mientras Power vomita cada palabra desde las entrañas: Everybody got shit to pay / Can't go lala with fafa hu-rah-rah / Gotta go dealing with DaDa for nada / It ain't appropriate that I'm stoked that I get a hundred-thousand hits on the internet / But that don't mean a shit / Even if you're legitimate. Como audiencia, apreciadores musicales u obsesionados por igual, creo que la honestidad es altamente agradecida y retribuida, y Sun es la declaración de justamente esto, el desnudarse y asumir el papel de dejar expuesta la carne y los nervios con cada canción.
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