miércoles, 20 de marzo de 2013

¿Lorca, tesis o put the lime in the coconut?

A mi derecha, El público de García Lorca,a mi izquierda, un manual para la creación y desarrollo de la tesis, bajo este mi cuaderno de apuntes escolares/académicos y sobre ambos una envoltura de kit-kat vacía. Sobre mi cabeza, abarcando la totalidad de mis orejas, unos audífonos tan cómodos y acolchonados que incluso uso a veces mientras duermo o busco conciliar el sueño; quizá un caracolito o dedal de radio como decía Bradbury invadirían en menor grado el espacio entre mi cabeza y la almohada, pero no me quejo, proporcionan el capullo ideal para lograr el desprendimiento necesario entre el "aquí" y el "allá" que nos regala la música. De pronto, el "allá" producido por el éxtasis musical que resulta de escuchar "Coconut" cobra mayor importancia y/o relevancia que Lorca o la metodología a seguir para la realización de la tesis. Sin duda alguna, este comportamiento sería reprobado severamente por las mentes cuyos títulos indican mayor jerarquía en la escala social/laboral o biológica: "Estos jóvenes de ahora", dirían, quizá. No todos, pero sí muchos de ellos. Sin embargo, esa cadencia rítmica ascendente de "Brother bought a coconut, he bought it for a dime, his sister had another one she paid it for the lime. She put the lime in the coconut, she drank'em both up, she put the lime in the coconut, she drank'em both up, she put the lime in the coconut she drank'em both up, she put the lime in the coconut, she called the doctor woke'im up and said 'Doctor, ain't there nothing I can take, I said, doctor, to relieve this belly-aching, I said doooctor, ain't there nothing I can take, I said, to relieve this belly-aching'" no puede ser ignorada y desechada como non-sense. Es la construcción de un perfecto trabalenguas con tres participantes que van pasándose el diálogo de uno al otro, hasta regresar en espiral al principio con quien inició esta conversación o consejo de ponerle limón al coco para aliviar nuestros malestares estomacales. Es un pedazo de genialidad, esa séptima pieza del Nilsson Schmilsson, tíldeme de loca quien deba.



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