domingo, 26 de abril de 2009

El problema con la Mamiya es que...

Tengo en mi posesión una increíble joya de cámara antigua y hermosa, una Mamiyaflex de formato medio. Un tesoro, verdaderamente, uno que a nadie permito tocar, no vaya a ser que ocurra alguna desgracia, como que me la lleguen a tirar o a romper. Pero este tesoro conlleva una maldición: no hay quien imprima rollos de formato medio en esta maldita ciudad; así que estoy destinada a tomar las más bellas y artísticas fotos para no imprimirlas. ¿No es eso una desgracia? En fin, decidí pues escanear unas cuantas fotos para que vean el resultado. Obviamente, no es la calidad debida, es solamente un experimento en el escaner.

ma' husband


ma' grandma


the photographer

viernes, 24 de abril de 2009

El cinéfilo era....

Estoy leyendo un libro sobre la historia del cine alemán muy interesante llamado De Caligari a Hitler. Una historia psicológica del cine alemán por Siegfried Kracauer, en el que, obviamente, se hace un recuento sobre el cine en Alemania, cómo y por qué surgió. Y bueno, tengo que compartir este pequeñísimo fragmento en el cual Kracauer nos define lo que en aquel entonces era ser cinéfilo, si es que existía la cinefilia en aquellos ayeres.

Las salas cinematográficas, atracción para obreros jóvenes, vendedoras, desocupados, holgazanes y gente rara, tenían mala reputación. Proporcionaban asilo para los pobres y un refugio para los enamorados. Y, ocasionalmente, para algún intelectual extraviado.


No es por nada, pero a veces siento que a los cinéfilos de corazón nos siguen viendo de la misma manera, especialmente cuando se trata sobre cine de arte. Bueno, es sólo una sensación, lo que sí, es que somos más intelectuales extraviados que amamos y, practicamente, nos desvivimos por la industria cinematográfica.

martes, 21 de abril de 2009

Peace Train

Recuerdo ir en el carro con mis papás y mi tía, y si mi memoria no falla, recorríamos las calles en Las Lomas, allá en el DF. Y sentada en el asiento trasero de la camioneta lo escuché por primera vez: Cat Stevens. Eso sí, no recuerdo qué canción era, pero era él. Años después, en un día como hoy, desempolvé el recuerdo de aquella agradable y suave melodía, y junto con ello, las melodías en sí y me dediqué el día entero a escuchar y tararear las canciones del señor Stevens.
Peace Train es la letra que pegué abajo; una canción, que a mi parecer, queda como anillo al dedo para estos días de tribulaciones mundiales, guerras, matanzas y discordias. Llámenme una soñadora-pacifista-optimista-empedernida, pero esta canción me hace ver el sol entre la tormenta y me hace sentir que todo estará bien. Sí, es de ese tipo de canciones -y tanta falta que hacen hoy en día-.


Peace Train por Cat Stevens

Now I've been happy lately, thinking about the good things to come
And I believe it could be, something good has begun
Oh I've been smiling lately, dreaming about the world as one
And I believe it could be, some day it's going to come
Cause out on the edge of darkness, there rides a peace train
Oh peace train take this country, come take me home again
Now I've been smiling lately, thinking about the good things to come
And I believe it could be, something good has begun
Oh peace train sounding louder
Glide on the peace train
Come on now peace train
Yes, peace train holy roller
Everyone jump upon the peace train
Come on now peace train
Get your bags together, go bring your good friends too
Cause it's getting nearer, it soon will be with you
Now come and join the living, it's not so far from you
And it's getting nearer, soon it will all be true
Now I've been crying lately, thinking about the world as it is
Why must we go on hating, why can't we live in bliss
Cause out on the edge of darkness, there rides a peace train
Oh peace train take this country, come take me home again

domingo, 19 de abril de 2009

Fragmento

Esta semana me regalaron El tambor de hojalata por Günter Grass. En las escasas 10 páginas que llevo leídas puedo decir que ha llamado completamente mi atención. Y dentro de estas mismas diez páginas leí lo siguiente:

"Una vez por semana, el día de visita viene a interrumpir el silencio que tejo entre los barrotes de metal blanco. Vienen entonces los que se empeñan en salvarme, los que encuentran divertido quererme, los que en mí quisieran apreciarse, restarse y conocerse a sí mismos. Tan ciegos, nerviosos y mal educados que son".

No lo sé, por algún motivo, por alguna razón, este fragmento resaltó entre aquellas hileras de letras. Será que todos vivimos encerrados en algún manicomio olvidado de los ojos del mundo. Un manicomio de barrotes blancos y brillosos que protegen nuestra libertad y nuestras ideas que se ven amenazados por el hombre común y corriente, que vive y respira sin ambición y sueños. En verdad, ¡qué miedo de mundo sería ese!

viernes, 17 de abril de 2009

Odio

Odio ser tan preocupona y paranóica y sentir que no siempre las cosas están bien.
Odio esta ciudad y todas las malditas cosas que suceden.
Odio sentir vulnerabilidad.
Odio sentir miedo.
Odio que haya inseguridad.
Odio que los militares estén aquí.
Odio que sean unos déspotas y abusen de su poder.
Odio a los narcos.
Odio las drogas.
Odio todo lo malo que traiga muerte a esta ciudad.
Odio tener miedo.
Odio no poder dormir por mi paranoia.
Odio no poder dormir por mi preocupación.
Odio la distancia.
Tengo tanto odio en mí, que odio ser así.
Odio ser débil ante todo.
Odio que no pueda dormir en estos momentos.

lunes, 13 de abril de 2009

El regreso de Gondry

No puedo expresar el grado de felicidad y emoción que me trae la gran noticia que leí este día. El regreso a las pantallas -chicas y grandes- de uno de los mejores directores de la industria cinematográfica mundial; el regreso de una de las mentes más creativas y artísticas del gremio; una de las personas más imaginativas y carismáticas que existen... Michel Gondry.

A partir de mañana, su segunda recopilación de videos saldrá a la venta a través de su sitio http://www.michelgondry.com/, la cual yo tengo que tener en mis manos. O, mejor dicho, DEBO de tener en mis manos.

En relación con su retorno a la pantalla grande, bajo el título de director, claro está, nos llega su última colaboración con una película llamada TOKYO! Así, en mayúsculas y colores estridentes. Esta vez comparte créditos con el director francés Leos Carax (Les Amants Du Pont-Neuf) y el director coreano Bong Joon-ho (The Host). En la tradición de películas como Paris, Je T'aime, este largometraje se centra en nada más y nada menos que Tokio. Cada uno de los cortometrajes que lo conforman dan a conocer una parte de la cautivante ciudad japonesa. No dudo que la particpación de Bong y Carax son excepcionales, sin embargo, la raíz de mi inmensa emoción es Gondry.

Falta un par de meses para su estreno mundial, pero para mi grandiosa desgracia en esta nefasta ciudad padeciente de sequedad cinematográfica -Fast & Furious no entra dentro de mi clasificación de buen cine, ya me disculparán- deberé de esperar al menos medio año más para poder deleitarme con semejante filme, por alguna razón, las buenas películas se retrasan horrores cuanto a esta ciudad se refieren, ahí tendrán que apenas la semana pasada pude ver Milk -en el cine, siendo que su estreno fue en octubre del 2008 y estamos ya en abril del 2009- y aplaudir la maravillosa actuación de Sean Penn, pero bueno, eso es otra historia.
Por lo pronto les obsequio el poster del cortometraje perteneciente a Gondry, Interior Design -si hasta parece que me habla a mi-, y el link del trailer de la película. Enjoy!

http://www.youtube.com/watch?v=rhWLFW3te-k

martes, 7 de abril de 2009

Pierrot Le Fou


Van tres veces que veo esta película y no me canso; cada vez que la veo le encuentro más y más cosas. Por ejemplo, ahora entiendo de dónde viene Michel Gondry con su excéntrico estilo de hacer películas, su predecesor, Jean-Luc Godard, fue quien le enseñó a jugar con la cámara, a llenar una película de personalidad, de color, de personajes caricaturescos y, sencillamente, raros. Para esto, debo aclara que mi director favorito es Michel Gondry, así que, el ver la obra de Godard me ha emcionado hasta la última punta del cabello y que, gracias a Godard, he comenzado a sumergirme a toda esta cultura o subcultura, mejor dicho, que nació de la Nouvelle Vague o la nueva ola francesa -mi segundo director en lista es Truffaut de quien ya vi Los 400 golpes y voy por más, pero eso es para otro día-.

Para todos aquellos increíblemente suertudos que logren tener entre sus manos la película distribuida por la Criterion, se darán un vuelo con el disco de extras que contiene, el cual no he tenido oportundad de ver, pero créanme, es el siguiente punto en mi lista de que haceres y por lo que he escuchado, son muy buenos extras. Mais, quién quiere un blog sobre extras, por más interesante que sea, la película, en este caso, es lo importante.

Jean-Paul Belmondo y Anna Karina protagonizan esta bizarra película sobre relaciones amorosas y problemas existenciales; mientras uno busca la serenidad de los poemas inspirado por escenarios impresionistas, la otra busca la aventura, la espontaneidad, el peligro, el constante movimiento, razón por la cual, son raras las escenas en la que Marianne (Karina) está completamente inmóvil: si no la encuentran caminando, está brincoteando por todos lados, bailando por aquí, cantando por allá, disparando rifles, encajando tijeras, en fin. Una gran sincronización de movimientos coordinados y antitéticos en relación con Ferdinand (Belmondo) o Pierrot -apodado así por Marianne para el gran desagrado de Ferdinand-, quien sólo busca la quietud del momento y la poesía que de él emana -para el gran desagrado de Marianne-.

Pero... hay un pero. Sería increíblemente erróneo irse con la idea que es la típica historia de amor, porque de ello no hay nada, c'est trés faux! Ferdinand es un hombre casado, con hijos y un hombre completamente desentendido de su familia. Al re-encontrarse con Marianne, su ex-amante, Ferdinand abandona su vida y se va con ella, convirtiéndose en un cómplice ingenuo y, hasta cierto punto obligado de Marianne quien, en ese momento ha matado a un hombre y le ha robado el carro y el dinero, el cual pertenecía a gangsters algerianos, los cuales ahora se darán a la tarea de perseguir a Ferdinand y Marianne.

Siguiendo el buen ambiente de despreocupación y libertad de la cual tanto hablan misseur Pierrot y Marianne, la relación de ambos se desarrollará -y desintegrará- pues entre paisajes bucólicos, entre música y poesía, entre la narración de los mismos personajes como si la película en sí fuese una novela. Y esto es algo que hay que advertir, Godard se caracterizó por romper esa barrera entre película-audiencia y crea una conversación entre actor-audencia cuando, en una escena mientras Ferdinand y Marianne van en el carro recorriendo el paisaje, comienzan a platicar entre ellos y en un punto, Ferdinand gira la cabeza, se dirige a la cámara y comienza a realizar preguntas y observaciones sobre Marianne, a lo que Marianne, al voltear hacia la cámara pregunta "¿con quién hablas?". "Con la audiencia" contesta Ferdinand. "¡Ah!" responde Marianne comprensivamente y la trama continúa. Bueno, tal vez sea confuso, pero es una de esas cosas que se tienen que ver.

Pronto su sencilla relación amorosa, juguetona y aventurera se vendrá abajo, el pobre Pierrot o Ferdinand, tarde se dará cuenta que ha sido manipulado y llevado al borde de la locura y la confusión; la traición de Marianne lo llevará a su muerte... y sólo agregaré: ¡vaya manera de morir! No ocultaré el hecho de que el final me hizo reír terriblemente y le valió un gran aplauso de mi parte al señor Godard, uno que se suma a todos aquellos que ha recibido a través de los años y de sus obras.

Confieso que, la primera vez que la ví, me perdí un poco en la trama y en la narración; les advierto que no es la típica narración cinematográfica a la cual Hollywood nos tiene tan acostumbrados y el hecho de que esté en francés complica un poco más la situación, pero una vez que la trama se va desenvolviendo, todo termina bien -al menos para nosotros-. Pierrot Le Fou, tomado como Pierrot el loco, es una increíble historia de humor negro, de problemas de identidad, de poesía, de música, de colores estridentes; es una película en la cual todo y todos son personajes importantes y significativos. Una película saturada de detalles estúpidos, hasta cierto punto, pero magistralmente adaptados a una narrativa que juega con todo lo que encuentre a su alcance y que llega a ser en momentos totalmente incoherente, sin importar ser ridículo -y que por supuesto, no llega a esto-.

Esta es una película para ver con una gota de alcohol, unos cigarrillos, lights off y el volumen muy alto. Disfruten la función, disfruten el viaje.

miércoles, 1 de abril de 2009

Dolor de cabeza

Jueves, 5:29pm y un maldito dolor de cabeza que no tarda en terminar como migraña por tercer día consecutivo. ¿Qué rayos me pasa? Odio sufrir migrañas, o dolores de cabeza, por mínimo que sea el sufrimiento, pues me impide realizar cualquier cosa; la luz, el ruido, movimientos repentinos, etc., etc., etc. Alas, vivir con dolores de cabeza es mi destino, ojalá y no, pero creo que sí. Y con tantas cosas que tengo que hacer en este mes. Defintivamente no puedo comenzar con dolor de cabeza.
Eso sí, escucho música... gracias al cielo que la música siempre funciona. Así que, estas son mis sugerencias para combatir el dolor de cabeza: Joni Mitchell, Bob Dylan, Louis Armstrong, Sigur Ros, The Shins, Bon Iver, M. Ward, Simon & Garfunkel, Múm. Obviamente música tranquila.
Ahora, una vez pasado y olvidado el putísimo dolor de cabeza -si, putísimo- podré continuar con la gran cantidad de actividades que llenan ya mi agenda. He sacado tres libros de la biblioteca que me llamaron la atención, dos en relación a Juan Rulfo y el tercero a las más famosas escenas del cine que incluyen a Buñuel, Tarantino, Bergman, Godard, Truffaut, Edwards, Kubrick, etc. Muchas de las cuales, lamentablemente, no he visto, así que, una vez pagado mi recargo en Blockbuster, me daré vuelo con gran cantidad de películas. Quisiera empezar con Fellini y seguir con Godard o Truffaut. Preferentemente Godard y abarcar todo lo que tengan de los directores de la Nouvelle Vague -o la nueva ola francesa, me gusta más cómo se escucha en francés-.
Mmmm.... 5:52pm y finalmente el dolor ha dado tregua. Gracias a Dios por las cafiaspirinas y mi cama tan deliciosa. Prosigo ahora a seguir con Mitchel y Sigur Ros. Y si mi cordura y mi cabeza me lo permite, unas hojeadas a aquel libro de películas.... au revoir!