En 57 minutos, febrero habrá acabado y no volveremos a ver este día hasta dentro de cuatro años. Quisiera ser de esos que celebran su cumpleaños el día 29, así un año me duraría realmente cuatro. En fin. La verdad es que no tenía nada, absolutamente nada interesante que escribir, tan sólo pensé importante el hecho de crear una entrada en el día que sólo aparece cada cuatro años. Ahora me iré a dormir, ya mañana lidiaré con el hecho de haber desperdiciado esta noche al no haber escrito algo de provecho y de placer. Los leo en marzo.
Nomás porque sí: porque fanfarronerías sonoras provenientes de trompetas doradas llenan el archivero de mi cabeza. Porque los bloques contra la inspiración aturden. Porque no hay más que hacer más que aventar los escupitajos de letras hacia el camino. Porque duelen las llagas de los dedos de tanto escribir. Porque hay que escribir. Porque si no escribo, moriré.
miércoles, 29 de febrero de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
Anexo, ejercicio #2
'A Ribbon', Devendra Banhart del álbum Nino Rojo.
Este video fue dirigido por Michel Gondry, un hombre que entiende a los sueños por el insomnio, y a la vez, a los sueños por los sueños mismos. Metasueños. Por lo menos la canción suena y se siente a sueño, a noche, a delirio, a inspiración. Se escucha a la respuesta salvadora y santificadora de la Musa en cuestión de la entrada anterior. Se ve, se escucha y se siente a ese algo que te dice, aprovecha ahora para entrar al viaje... así que aprovecho, bon nuit!
Ejercicio #2
"Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos...".
Musa,
¿quién eres, en verdad?
¿en dónde estás?
No estabas en el café,
no estabas en el cigarro,
no estabas en el humo
no estás en la música,
no estás en el cuerpo desnudo,
no estás en la oscuridad,
ni en la luz, ni en el punto medio de ambos
Musa,
¿de quién rayos está hablando Homero?
y, ¿por qué carajos estoy citando la Odisea?
Tan seca tengo la cabeza,
por semejante cantidad de café en la sangre,
y cafeína, y cansancio, y hambre, y frío...
Y para quien siga pensando que esto es un poema,
yo no escribo poemas,
no creo en la poesía cuando es confesión,
y las rimas le dan un tono a mi voz interna que
es verdaderamente enfadosa.
Musa,
si eres delirio, me entrego total y cabal,
sin peros, ni pedos, ni riña, ni grilla.
Tomaste forma de cama
cuadrada, acolchonada,
envíame a soñar, porque por los mil carajos,
ya empecé a rimar.
(No sé... no hagan caso. El sueño me hace escribir las cosas más tontas, por no decir pendejas. Perdón, ya no diré groserías. Me ire a dormir).
viernes, 17 de febrero de 2012
Otro sin título...
José Revueltas confesó, tomando prestada la voz de Jorge Ramos, uno de sus personajes de Los días terrenales, lo siguiente:
Volvió a leer el párrafo. Nada le causaba mayor disgusto que no quedar satisfecho de lo que escribía. Era como si tuviese que atravesar una sala, desnudo, ante cien mil pares de ojos. Las cosas se hacían aborrecibles y la búsqueda de los errores se transformaba en algo muy semejante a encerrarse en el círculo oscuro de una sorda adivinación enrevesada, nada más prefigurativa, anterior al pensamiento; una adivinación del molusco ciego, solitario y perdido antes de la aparición del hombre, en el cual las palabras se descomponían, primero en letras y luego únicamente en dibujos aislados, lejos del alcance de cualquier inteligencia.
Es verdad que los personajes no son el escritor, aunque esta es la excepción a la regla. Revueltas se deconstruye y se convierte en los múltiples personajes que escuchamos y seguimos a lo largo de su novela, cada uno de ellos representando una parte muy peculiar de él, de su vida, su situación y de sus conocidos; esto a manera de crítica hacia el Partido Comunista Mexicano tras ser expulsado de él, pues pedía humanizar sus prácticas. A oídos sordos, escribe novela y exorcisa demonios. Sin embargo, esta no es la razón por la cual comparto este extracto de la novela, sino porque al leer esto he simpatizado (o empatizado) con él. De las muchas cosas que escribo, casi nunca me siento satisfecha y el sentimiento es justo como lo describe: sentirse desnudo y vulnerable ante los ojos del mundo. A diferencia de Revueltas, yo no tengo cien mil pares de ojos mirándome, aun así, cuando se escribe, uno encuentra la voz interna, y en mi caso, al hacer uso de mi voz, la que se ve reflejada en las páginas o en este, su blog, surgen oídos. Esos oídos, que habitan en mi mente o en donde vivan, son más críticos y crean más juicios hacia mí, hacia lo que pienso, opino y escribo que esos cien mil pares de ojos que describe Revueltas. Seguramente él se refería a sus lectores, hacia los miembros del partido del cual fue expulsado, hacia los políticos, hacia los críticos, etc. Espero algún día tener el mismo público... se vale soñar. Creo que seguiré rumiando entre cuadernos y escribiendo por aquí mientras tanto.
Ya mero...
Mis hermanos ciberblogeros, no desesperen... regresaré con más sarta de sandeces, estupideces, música, cine y mucho nonsense. Por el momento, se me ha privado mi libertad de uso de internet. Pero regresaré... ya voy juntando notas en mi pequeño cuaderno. Así es, yo aun escribo a mano, me gasto plumas, uso lápices y doy vuelta a las hojas de mi libreta -un completo placer, lo recomiendo. Abrazos cibernáuticos a todos ustedes, nos leeremos pronto, muy pronto.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Ejercicio #1
Odio que me gane el sueño, el cansancio y la flojera de pensar, pero es que las voces de mi cabeza no dan una. Hablan todas al mismo tiempo y entre sandeces y estupideces no ubico a la que me ilumine el buen camino de la razón; aunque a esta hora y después de tanto, la razón ya no tiene relevancia alguna. Los surrealistas solían inducirse el delirio en busca de inspiración, al privarse del sueño por días; debo admitir que la idea me resultó tentadora, muy tentadora, pero a la hora de la hora, en el momento justo que veo la línea entre el sueño y la vigilia, mi temple vacila y lo cobarde me aflora. Llegando el momento, es mayor el amor profesado al sueño que a cualquier prodigiosa epifanía que con la privación de este pueda ocurrir... más aun cuando debo agradecer el hecho de que mi bebé de casi cuatro meses ha aprendido a dormir toda la noche. Esas dulces horas de sueño son tan tentadoras como para dejarlas pasar. Por otro lado, la sobre producción de ideas y el embotellamiento de palabras, al no tener salida, me causan dolor. Dolor transformado en frustración, frustración transformada en enojo, enojo transformado en jaqueca, jaqueca transformada en mal genio. No hay peor sensación que aquella causada por el enclaustro de las ideas en reproducción y evolución. Sin embargo, entre los laureles de dicha victoria onírica me rindo y profeso lealtad a Morfeo, en espera de un diluvio de imágenes que me ahoguen sin tregua, hasta que me vea privada del mundo de las ideas por los sollozos de un niño hambriento. Hasta mañana, en espera del descorche de esas palabras bien añejadas.
sábado, 4 de febrero de 2012
Creando recuerdos...
Música para crear momentos, para edificar recuerdos....
'Calgary', Bon Iver, Bon Iver
viernes, 3 de febrero de 2012
(sin título)
Estoy releyendo algunos capítulos de Lenguaje y silencio de George Steiner -un libro muy bueno sobre el lenguaje, el uso y su importancia, se los recomiendo si les gusta este tipo de cosas, a mí me fascinan- y entre las páginas, me saltó esto a la vista:
Und ob ihr tausend Worte habt:
Das Wort, das Wort ist tot.
(Aunque tuvierais mil palabras:
la palabra, la palabra está muerta.)
Estos versos de Kurt Wolfskehl podrían ser polémicos para quien gusta del lenguaje, la palabra, la literatura; personas que nos sumergimos en ella, en sus estudios, en la teoría. Yo creo que la vivimos, la respiramos, la disfrutamos y nos llenamos de placer en ella; de repente darse de lleno con las narices por frente con algo así se siente como un balde de agua fría al despertar. Podría decir mucho sobre ello, pero no puedo pensar muy bien a esta hora... sabrá Dios por qué, entonces, me pongo a leer teoría a las 6 de la mañana. Amanecí con la necesidad. Regresaré a ello más tarde, que termine de despertar...
miércoles, 1 de febrero de 2012
Medianoche (y no en París)....
Hace más de una hora que me revestí en mis más cómodas pijamas; me acurruqué entre las sábanas, me hundí en mis almohadas y me dejé abrazar por mi cama, pero nada sucedió. Cerré los ojos y sentí la voraz oscuridad tragándome entera entre el silencio ininterrumpido. Cerré los ojos y me dispuse a soñar cual torcida visión surrealista buñueleana. Pedí inspiración para mi narcosis; llamé a las musas, imploré a Orfeo, a Morfeo, a Modorro y a Somnolientorro. Esta noche me abandonan las hadas para escaparse hacia otras fantasías, hacia otros mundos; huyen aterradas a las mentes de otras personas. Me abandonan utópicas imágenes que tanto anhelaba y lo sustituye el miedo infantil de monstruos bajo la cama y esqueletos en el clóset; el sentimiento de la muerte que camina por las calles, nocturna ambulante, aburrida, perdida. Imágenes grotescas llueven sin piedad en una cabeza carente de paraguas. Páramo desierto, olvidado, intranquilo, preocupado. Intelecto hiperactivo sin razón. Si tan sólo mis ojos pudiesen cerrarse, si los pudiese obligar... si tan sólo... si tan sólo... si tan sólo las palabras dejaran de atorarse y todo fluyera. Opresora oscuridad, fría, desnuda y asfixiante.
Medianoche, quiero dormir....
Medianoche, quiero dormir....
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