martes, 23 de febrero de 2010

¿Gajes del oficio?

Qué horrible es cuando hay tantas cosas qué contar y compartir, pero cuando uno emprende la maravillosa tarea de poner palabras a las ideas y escribir, todo se va al caño; ya saben, que de repente la mente se pone en blanco -o negro, o rojo, o negro con rojo-, y luchamos con todo y contra todo para poder llegar a ese maravilloso punto de concentración/inspiración, pero ya cuando estamos ahí todo ha cambiado y lo que alguna vez fue una buena idea o buen tema de conversación bloguera se ha esfumado para ser reemplazado por las estupideces más sonsas y pendejas que pueda haber... el famoso daydream, en donde perseguimos conejos blancos por un hoyo desconocido y secreto. Sí, es horrible y es la causa por la cual hubo sequía este mes aquí, en este mi santuario cibernético.

Y no hay razón o justificación para esta foto, simplemente me gusta, me hace reír. Y no sé de quién sea, si alguien sabe, me lo dice.

jueves, 11 de febrero de 2010

Manejando con los Beatles

Para un par de Beatlemaniómanos –yo y mi otro yo-, la fiebre remasterizada pegó con ganas, creando una compulsión/obsesión cada vez que caminamos frente algún anaquel portando los bellísimos empaques de cartón coloridos con las portadas de aquellos álbumes que volvieron locas a generación tras generación, y que seguramente continuarán aquella extravagancia musical –y con muchísima razón-. Esto es porque, como ya había mencionado alguna vez por aquí, las prodigiosas melodías se escuchan con la más clara y perfecta nitidez y uno revive aquello que ya conocía muy bien de días, años y tiempos pasados; tiempos en los que le robábamos los viniles o los cassettes a papá para escuchar las potentes voces de John, George, Paul y Ringo cantando al unísono. Tal vez intentando seguirles el tiempo con I am he, as you are he and you are me and we are all together; incluso, entrenando el oído al emprender la tarea de reconocer cuál voz es la de John y cuál la de Paul. Y es que los Beatles, el concepto de los Beatles: el cuarteto, su historia, su música, sus letras. Es decir, el concepto total, global, enterito, completito de lo que fueron y son los Beatles, es algo que va más allá de la temporalidad y la simple catalogación de géneros musicales. El cuarteto de Liverpool se convirtió en mitología, en leyenda; en la más dulce y lúdica poesía bañada de ácido con discretos toques aromáticos de cannabis. Son el antes y el después de la música –ya saben, a.B y d.B-, y la regla con la que son medidas absolutamente todas las bandas que les siguieron.

La razón de todo este espectáculo verbal es que mi marido y yo, mientras recorríamos las fatídicas bache-hoyentas calles de la ciudad, entramos en debate y discusión sobre cuáles serían las 10 canciones que, en opinión de simples y meros mortales como nosotros, serían dignas de ocupar los primeros peldaños de la escalera al cielo, y durante treinta minutos y veinte semáforos enumeramos una muuuuuuuy larga lista de canciones que, definitivamente, no podía ser limitada a un concepto tan banal como un Top 10. Pero en fin. He aquí mi inútil esfuerzo de limitar la enorme obra de mis rítmicos escarabajos liverpooleanos, deducidos una tarde de febrero entre la frenética odisea de la hora pico entre las calles todo terreno de la ciudad. Y si es que, alguno de ustedes hermosos ciber-blogeros es, al igual que yo y que muchos otros anteriores y posteriores a mí, amante de los Beatles, les ruego me compartan lo que podría ser sus mejores 10. Espero que les sea un reto la selección, al igual que lo fue conmigo. He aquí…

1. Blackbird, The White Album
2. Happiness is a Warm Gun, The White Album
3. I Want You (She’s So Heavy), Abbey Road
4. Michelle, Rubber Soul
5. Eleanor Rigby, Revolver
6. I Am The Walrus, Magical Mistery Tour
7. Girl, Rubber Soul
8. Being For The Benefit of Mr. Kite, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band
9. Rocky Raccoon, The White Album
10. Come Together, Abbey Road
*(10.1 While My Guitar Gently Weeps, The White Album)

Al finalizar este, definitivamente nada definitivo, top 10, caí en cuenta de que mis gustos tienden a caer en lo que fue la segunda y tercera época, ya saben, la pintoresca psicodélica y monocromática etapa final. Dicho lo cual, no quiere decir que desdeñe los cimientos que fue la primera época, la causante del furor mundial que fue la Beatlemania, por ahí sudé sangre al reflexionar sobre esta lista y percatarme que dejé fuera canciones del Please, Please Me, Help!, A Hard Day’s Night. Estoy tentada a incluir mis menciones honoríficas, pero terminaría agregando otras diez canciones y eso, entre ustedes y yo, ya es hacer trampa, para qué me hago y para qué los hago.

Tras incesantes ruegos de mi otro yo, he aquí un espacio para dejarle compartir su top 10 con todos ustedes.

1. Julia, The Beatles (White Album)
2. Norwegian Woods (This bird has flown), Rubber Soul
3. You can´t do that, A Hard Day´s Night
4. Cry Baby, Cry, The Beatles (White Album)
5. A day in the life, Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band
6. I´m a Loser, Beatles for Sale
7. Ticket to ride, Help!
8. All I´ve gotta do, With the Beatles
9. You got to hide your love away, Help!
10. Tomorrow Never Knows, Revolver

Y sus menciones honoríficas (trampa):

• Ob-La-Di, Ob-La-Da, The Beatles (White Album)
• Mean Mister Mustard, Abbey Road
• Girl, Rubber Soul

Extrañamente, todas cantadas por Lennon… excepto Ob-La Di, cantada por Macartney. Canción que, curiosamente, fue catalogada por la crítica como la peor canción de la historia del rock, hijosdesú.

Bueno, suficiente geekiness por un día. Por lo pronto, los dejo con unos versitos de la primera canción transmitida en frecuencia radiada al espacio sideral, por eso de si los hombrecillos verdes, vulcanos, ewoks, wookies, manos, gurbos u otros se encuentran escuchando. Si no mal recuerdo, dicha canción es Hello, Goodbye.

You say yes, I say no, you say stop, and I say go, go, go
You say goodbye, and I say hello
Hello, hello
I don’t know why you say goodbye, I say hello



martes, 2 de febrero de 2010

Un día... ¿como cualquier otro?

A veces se me antoja que la sangre se escapa
de mi cuerpo a raudales con sollozos de fuente.
Y la escucho manar con un largo murmullo,
pero me palpo en vano para encontrar la herida.

Por toda la ciudad, como por un cercado,
se extiende, convirtiendo las baldosas en islas,
apagando la sed de todas las criaturas
y tiñendo de rojo cuanto encuentra a su paso.

He pedido mil veces a vinos traicioneros
que duerman por un día el terror que me mina;
pero el vino agudiza mi vista y mis oídos.

En el amor buscaba un sueño olvidadizo;
mas para mí el amor es un lecho de espinas
para dar de beber a esas crueles muchachas.

La fuente de sangre, Baudelaire

Paseando entre los estantes de la biblioteca, un tomo de Obra poética completa de Baudelaire cayó a mis pies por mero accidente del destino -¿será cierto? ¿será posible?-, lo levanté y lo traje conmigo hasta el cubiculo en el cual me encuentro justo ahora escribiendo esto. Lo hojié u hojeé, o flipié las hojas y dentro de Las lores del mal, me encontré con ese soneto que ven ustedes ahí arriba. Con un gran estrujamiento en el corazón, me gustó y lo encontré bastante adecuado para la ocasión, aunque lo más seguro es que el poema no tenga absolutamente nada que ver con la lúgubre interpretación que le estoy dando, pero es lo que tengo, es lo que llevo, lo que veo día con día, y eso es algo muy difícil de sacudirse de la cabeza, del espíritu entero. Es difícil mantener el optimismo erguido y bien cimentado, ultimamente no hay tarea más difícil que esa, aun así, no llega a ser imposible.