Presentar un álbum durante los últimos días del año, a mí parecer, no puede ser cosa muy buena; los discos fuertes, sólidos, esos tan esperados, ya salieron, ya se han escuchado y han tenido el tiempo suficiente para que se acrecente el gusto hacia ellos por quienes los escuchamos. Así, al llegar al final del año, han tenido su natural evolución y posicionamiento dentro de nuestros gustos -queramos o no, tendemos a calificar de mejor a peor todas las cosas... de lo que más nos gusta a lo que menos nos gusta. Pero luego, llegan discos como El Camino y el deleite es tanto que somos capaces de sacrificar algo que tardó en ganarse su lugar, y es que es tan bueno el disco que cómo dejarlo fuera, tan sólo por llegar al final; supongo que aquí se hace realidad eso que dicen "los últimos serán los primeros" o "lo mejor siempre llega al final", etc. Lo escucho y lo escucho, y entre más lo hago, más me gusta. Es bueno escuchar música temática, de esa que pide atención, seria y profunda, intelectual, hasta cierto punto, pero también es bueno escuchar música que es simplemente divertida como toda la que presentan los Black Keys. Es música que le hace desear a uno estar frente a ellos en un concierto, tan sólo para brincar, gritar, cantar y bailar.
'Run Right Back', pegajosa y fabulosa
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