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martes, 28 de diciembre de 2010

Lo mejor... Joanna Newsom, Have One On Me


2. Joanna Newsom, Have One on Me

Actualmente vivimos en un mundo, en una sociedad, en donde la paciencia y el tomarse el tiempo se han convertido en conceptos arcaicos, obsoletos, en algo que nuestros padres, abuelos y antepasados en general tendían a hacer. Lo cual es lamentable, ya que esto ha resultado en el consumismo, en el “lo quiero ya y lo quiero ahora”. Comida rápida y procesada, lecturas cortas y superficiales, películas banales, etc. Saber que algo requiere de nuestra capacidad de reflexión es inaceptable. En la música, lo que el radio-escucha promedio consume, es justamente eso, música procesada, masticada y banal, acompañada de ritmos molestamente pegajosos; quizá sea esta la razón por la cual artistas como Joanna Newsom o Sufjan Stevens o The Knife son dejados de lado, pues requieren atención, requieren nuestra capacidad de reflexión y sobre todo, requieren de nuestro tiempo. Have One On Me es un álbum que corre sobre las dos horas, dividido en tres discos. Es un álbum que ante todo, nos pide tiempo y paciencia, y déjenme decirles que de concederle a la obra estas dos pequeñísimas cosas, descubriremos la maravilla creativa de Newsom, tanto de autora como de músico, pues es una dotada arpista, pianista, compositora. El álbum, si bien no encanta a la primera, seguramente, de dejarse añejar, se convertirá en una obra básico dentro de nuestro canon de discos que nos acompañarán toda la vida. Por ejemplo, yo ya lo he catalogado dentro de mi soundtrack definitivo, mi soundtrack vitalicio, el cual, si se hiciera una película sobre mi vida (ja-ja), quedaría plasmado entre obras como Rubber Soul (Beatles), Blue (Joni Mitchell), The Wall (Pink Floyd), Crash (Dave Matthews Band), The Seldom Seen Kid (Elbow), O (Damien Rice), OK Computer (Radiohead), The Queen is Dead (The Smiths)… bueno, son muchos, no los nombraré todos. Have One On Me definitivamente estaría ahí, entre los grandes, los memorables, porque si bien el álbum me cautivó desde el inicio, entre más lo escucho más me fascina. La música de Joanna es mágica, mística, seductora, épica; su barroquismo folky-pop-clásico jamás termina por saturar el oído, al contrario, lo dota de texturas y matices, de una profundidad lírica que difícilmente se encontrará en otro lado.

Esto es '81 en vivo:



Esto es Soft As Chalk (no había video para esta canción, sin embargo, lo importante es la canción en sí):

martes, 21 de septiembre de 2010

Have One On Me, Joanna Newsom


Johanna Newsom no es un nombre muy conocido, al menos no en esta ciudad, ya quién sabe en el país, y lo que ella crea no es nada convencional. Incluso, para quien no mantenga una mente abierta, será poco digerible, y esto lo digo en el mejor de los sentidos, porque su música es verdaderamente especial, original y sorprendente.

“No hay quinto malo” dicen por ahí. Si esta frase la pueden aplicar para cualquier secuela fílmica de esas que no merecen la pena verse, con mucha más razón aplica en el caso de Newsom y Have One On Me, su quinto álbum (si se cuentan dos obras previas lanzadas de manera independiente) en una muy impresionante carrera musical. Dentro de una larga tradición de mujeres con voces peculiares, Joanna se lleva el premio. Su estilo es tan singular como aquel que Björk introdujo en el mundo de la música, aunque Joanna recuerda más a la bandera folk ondeada hace algún tiempo por Joni Mitchel, quien serviría como mejor referencia para entender la música de Newsom.

El álbum corre durante dos horas, a lo largo de tres discos, y restregando ante nuestros oídos, o qué digo oídos, restregando frente a nuestros sentidos, una obra épica que captará nuestra imaginación y que seguramente nos transportará hacia lugares jamás imaginados. Joanna ciertamente ha evolucionado en todos los aspectos técnicos y creativos: la letra, la música y sobre todo, su voz. De comparar un álbum como The Milk-Eyed Mender a Have One On Me, la diferencia se convierte en algo abismal, por dramatizar un poco.

Encontrarse una obra artística de este calibre, una que pide lo mejor de nuestra atención, es un maravilloso alivio, dentro de una cultura musical que exige cada vez menos de su público y entrega un tanto menos a eso: música automática, mucha forma y nada de fondo. Artistas como Newsom nos regresan la fe en esa verdadera creación artística, con géneros que ya no pueden llamarse puros, sino eclécticos, mezclando el folk, con tintes de jazz, blues y un pop que podría llamarse barroco, por estar tan cargado de sonidos, que antes de aturdir armonizan.
(Hace rato que había escrito esto sobre el nuevo álbum de Joanna, el cual salió desde principios de este año.)