Es una presencia que va tomando posesión de la mente, del espíritu y eventualmente del cuerpo, sin embargo no sabemos qué es. Jamás lo habíamos experimentado; lo conocemos por reputación, historias contadas a través de generaciones, por sueños. Un mito lejano a nuestros tiempos. Nos provoca escalofríos, le tememos, lo evitamos.Cuentan que en él escuchamos nuestra verdadera voz y nos vemos tal como somos. Nos volvemos vulnerables y desnudos ante los ojos del mundo: las máscaras que usamos ante ojos ajenos caen desechas al suelo. Terminan las apariencias, los falsos modales, las sonrisas obligadas, los llantos reprimidos. Existe la paradoja en la presencia de la nada y la falta del todo. Sucede un momento eterno en lo que dura un segundo; ahí nos conectamos con Dios, con la vida, con lo que sea que nos mueva. Nos embarga el miedo y nos alivia la esperanza. Respiramos por primera vez, nos volvemos invisibles y, por ese segundo, perfectos. Y la vida es perfecta. Solo un segundo que, al siguiente desaparece.......pero eso es lo que dicen, el lejano mito del silencio. Aquel al que le tememos y le evitamos. La fuerza oscura que nos oblliga a ver quién es quien realmente habita en nuestros cuerpos.
1 comentario:
Quien habita en nuestros cuerpos...complicadillo,no?
Te felicito por el texto y me animo a dejarte el link de mi banda de rock.
www.myspace.com/lastrampasdelily
Un saludo desde Buenos Aires
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