Sudoku es vicio.
Sudoku es distracción.
Sudoku es pérdida de tiempo.
Sudoku es maravilloso.
Sudoku es una maldita adicción.
Sudoku es lo que se come mi tiempo entero, lo devora sin dejar rastro de segundo alguno y después de haberlo consumido por completo, vomita las sobras y sonríe satisfecho.
He aquí que prendí mi querida Hermione (mi laptop) con todas las bellas intenciones de adelantar bastante tarea, unos cuantos cuestionarios, unas investigaciones, un ensayo, ustedes dirán. Pero no puedo trabajar sin música y una vez puesta la música digo, ahora sí... pero cuernos qué... no necesito yo deslizar mi dedo sobre el mousepad, el explorer solito se abre y la página del sudoku aparece como si se tratase de magia. Y he ahí que frente a mi se presenta ese diagrama de 9x9 en un nivel intermedio/alto. Comienzo a ver las secuencias de números desorganizadas y las aleatorias casillas en blanco, todo es tan tentador. Esas casillas parecen pedirme ser resueltas... y pienso "sólo una, una y ya está". Comienzo, repaso las hileras, las verticales y las horizontales, los conjuntos de 3x3. En voz baja voy contando: "aquí un tres, aquí no va ese nueve, pero acá sí", una tras otra, secuencias numerales. En cuanto menos me lo espero, he ya resuelto cinco diagramas; observo el tiempo de respuesta del último. "Rayos, un minuto más tardado que el anterior; bueno, un último diagrama y ya.."
PERO NO!!!! Esas casillas en blanco son tan persuasivas y tentadoras a la vista... no me dejan. Incluso ahorita mientras escribo este blog, en la pestaña aledaña un juego de sudoku permanece pausado mientras intercambio mi atención hacia otro vicio de equitativa equivalencia. En resumen... sudoku is sad.
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