¡Hola querido blog! Ya te extrañaba. Agosto fluyó en una egoísta negligencia de mi parte hacia ti gracias a dos importantes acontecimientos: número uno, inicié el semestre en la universidad, con los primeros días como si fuesen los últimos, parecía que todos los días entregaba un trabajo final, y dos, no sabía qué escribir o de qué escribir. Tal vez por tanta cosa mi mente se secó casi por completo, pero no problemo, todo vuelve a la normalidad, incluyendo los fluidos cerebrales (ideas y opiniones incluidas). Esta mañana, de no sé qué día de septiembre, he amanecido con una bendita cruda y con la cabeza partida en dos. Aunque dos cafeaspirinas ya dieron solución al problema, aparentemente. Lo único que falta es saciar la sed y apagar el horno que parece estar encendido en mi estómago (temo que ya comienzo a sufrir los horrores de la gastritis, ¿signos de la edad?). Pero como dicen, lo bailado ni quién me lo quite. A lo que iba. Siendo que Orfeo se ha negado a cantarme canciones de cuna, a este lo he sustituido por mis habituales listas de música.
Hace rato que tengo almacenado en mi disco duro el nuevo álbum de Arcade Fire, The Suburbs y no había dicho nada al respecto (lo siento mucho). Según las estadísticas, lo había escuchado alrededor de 12 veces, pero no había prestado mucha atención sino hasta este momento y puedo decir, así de primeras a segundas, que los 80s llegaron ya. Bueno, llegaron desde hace mucho, desaparecieron y las corrientes y modas musicales hicieron que reaparecieran después de casi 20 años de ausencia. El sonido sintético que esa década de extravagantes peinados y atuendos trajeron al mundo, se ha rehabilitado para presentársenos fresco, jovial y con un par de cirugías cosméticas aquí y allá. Bandas como M83, Stars, Passion Pit, Animal Collective, etc., dieron muestras claras que la corriente ochentera (si es que se puede llamar así) era el punto primario de inspiración e influencias. Arcade Fire parece haber agarrado ese mismo tren.
The Suburbs es un álbum que, al igual que Neon Bible y Funeral, vuelve la mirada al pasado; es un ahogarse en la nostalgia del ayer para compararlo con la fatalidad del hoy: Now our lives are changing fast/ Now our lives are changing fast/ Hope that something pure can last. Sí, tal vez parezcan disco rayado, pero el estilo musical renueva su ya conocida visión del mundo, dejando de lado un poco lo orquestal para dar paso a los sintetizadores como en “We Used To Wait”. Incluso revisitando el punk inglés en “Month of May”, la canción que más resalta en el disco y quizá la más light (en cuanto a la letra); imagino que por eso fue sucedida de “Wasted Hours”, la cual vuelve a calmar los humores con un ritmo folk y tranquilo. Incluso, hasta por el mismo título, parece arrepentirse de haber perdido el tiempo en el sinsentido del punk; como si hubiese culpa alguna que pagar por regocijarse en el infinito placer que provoca una buena canción. No lo sé, parece muy jalado lo sé, pero eso es lo que a mí me pareció.
Este nuevo álbum de esos tan poéticos y (a veces) muy serios canadienses, sí es en definitiva una evolución en cuanto a los estilos y los sonidos, en cuanto a ritmos y actitudes. Es un álbum que mantiene coherencia de principio a fin y no hay una canción en ella que uno llegue a pensar “como que esto no va”. Este es uno de esos discos que bien se escuchan sin adelantar nada, porque todo es bueno, quizá diga mucho; quizá en un par de meses ya no sea así, pero por el momento, lo disfruto mucho.
Hace rato que tengo almacenado en mi disco duro el nuevo álbum de Arcade Fire, The Suburbs y no había dicho nada al respecto (lo siento mucho). Según las estadísticas, lo había escuchado alrededor de 12 veces, pero no había prestado mucha atención sino hasta este momento y puedo decir, así de primeras a segundas, que los 80s llegaron ya. Bueno, llegaron desde hace mucho, desaparecieron y las corrientes y modas musicales hicieron que reaparecieran después de casi 20 años de ausencia. El sonido sintético que esa década de extravagantes peinados y atuendos trajeron al mundo, se ha rehabilitado para presentársenos fresco, jovial y con un par de cirugías cosméticas aquí y allá. Bandas como M83, Stars, Passion Pit, Animal Collective, etc., dieron muestras claras que la corriente ochentera (si es que se puede llamar así) era el punto primario de inspiración e influencias. Arcade Fire parece haber agarrado ese mismo tren.
The Suburbs es un álbum que, al igual que Neon Bible y Funeral, vuelve la mirada al pasado; es un ahogarse en la nostalgia del ayer para compararlo con la fatalidad del hoy: Now our lives are changing fast/ Now our lives are changing fast/ Hope that something pure can last. Sí, tal vez parezcan disco rayado, pero el estilo musical renueva su ya conocida visión del mundo, dejando de lado un poco lo orquestal para dar paso a los sintetizadores como en “We Used To Wait”. Incluso revisitando el punk inglés en “Month of May”, la canción que más resalta en el disco y quizá la más light (en cuanto a la letra); imagino que por eso fue sucedida de “Wasted Hours”, la cual vuelve a calmar los humores con un ritmo folk y tranquilo. Incluso, hasta por el mismo título, parece arrepentirse de haber perdido el tiempo en el sinsentido del punk; como si hubiese culpa alguna que pagar por regocijarse en el infinito placer que provoca una buena canción. No lo sé, parece muy jalado lo sé, pero eso es lo que a mí me pareció.
Este nuevo álbum de esos tan poéticos y (a veces) muy serios canadienses, sí es en definitiva una evolución en cuanto a los estilos y los sonidos, en cuanto a ritmos y actitudes. Es un álbum que mantiene coherencia de principio a fin y no hay una canción en ella que uno llegue a pensar “como que esto no va”. Este es uno de esos discos que bien se escuchan sin adelantar nada, porque todo es bueno, quizá diga mucho; quizá en un par de meses ya no sea así, pero por el momento, lo disfruto mucho.
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