¡Hola! Me he dado una vuelta por aquí, siendo que ya lo tenía un poco o un mucho abandonado. Eso del calor, las esporádicas lluvias, las buenas y las malas noticias, ayudan en gran parte a la sequía de ideas, opiniones y demás que seguidamente terminan en writer's-block. Esta semana he estado, y me veré en la posición de permanecer en completo y absoluto reposo por órdenes del médico, así que me dedicaré a escuchar muchos discos nuevos que he encontrado por ahí; cosas muy interesantes y raras como Cosmogramma, el nuevo álbum de Flying Lotus. Álbums absolutamente bellísimos como Renmin Park de Cowboy Junkies o el popero, feel-good por excelencia Jack Johnson con su nuevo To The Sea. Pero ninguno de ellos me gustó tanto como The Reluctant Graveyard por el cantautor Jeremy Messersmith.
De los 11 tracks que el álbum incluye, "John The Determinist" me dejó encantada. Una melodía lidereada por el sonido fuerte y vibrante del cello con un toque de melancólico violín y la increible voz de Messersmith. Es una canción densa, rebosante de imaginería, como bien debería ser la letra de una canción. Pero las joyas del álbum no se detienen aquí, siguen a través y a lo largo de 32 minutos de puro éxtasis musical, como en "A Girl, a Boy and a Graveyard", en donde se nos transporta a un cementerio, justamente como dice, con un chico y una chica, muertos, en un sentido completamente metafórico. ¿Qué hace uno en esta vida? Vivirla, todos morimos, pero no todos la vivimos... Underneath the concrete sky, Lucy puts her hand in mine, she says: "life's a game we're meant to lose, but stick by me and I will stick by you". Es una verdadera maravilla cuando uno se topa con este tipo de música o con este tipo de canciones que nos pegan de lleno en la cara y nos mueven y remueven las tripas y el corazón. Me gusta, me gusta como me hace sentir.
"Parece Simon & Garfunkel", me dijeron y es cierto. Es como si aquella poética marihuanesca del folk rock americano de hace ya algunos ayeres, encarnado en (obvio) Paul Simon y Art Garfunkel, haya recaído, cual fortuita herencia, sobre los hombros de un increíble talento como el de Jeremy Messersmith y en este The Reluctant Graveyard, se da vuelo con lo que puede hacer, tanto en la música como en la letra. Absolutamente refrescante para estos días calurosos en los que escasea tanto la sombra como la buena música.
Aquí abajo, la portada del álbum, que no sé ustedes, pero a mi me recuerda a los grabados de José Guadalupe Posada...
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