Son las nueve de la noche, me duele la cabeza, el ambiente sofoca la totalidad de los poros del cuerpo y no puedo siquiera disfrutar de un maldito cigarro sin sentir cómo los pulmones claman por oxígeno. Creo que dejaré el cigarro… algún día. Por lo pronto, aguantaré las ganas de jugar con el humo. Me preparé una taza de café hace algo más de 30 minutos, pero creo que el habérmelo tomado tan sólo propició que el dolor de cabeza incrementara y para sumarle a todo ello, que los ojos se sintieran hinchados, pesados y resecos, justo hoy, cuando deseaba dormir tarde y leer. Leer y escribir. Escribir y escuchar música. Insomnio inducido, insomnio deseado, insomnio sin culpa ni consecuencias. En fin, ganas unas, pierdes otras.
Sin suceso interesante qué comentar, este día lo he dedicado a terminar un libro que hace ya casi dos años adquirí en un Sanborns, y no, aún no lo termino, pero ya estoy cerca, muy cerca. Tan sólo he tomado un pequeño receso de la lectura para agarrar aire, estirar los dedos, descansar los ojos sin recurrir al sueño, pero divago. El delicioso libro que estoy por terminar es Crónica del pájaro que da cuerda al mundo del escritor japonés Haruki Murakami. Un libro imponente a primera vista, y a segunda, y a tercera, pero muy bueno. El autor recurre a un lenguaje muy sencillo y fluido. No podría encasillarlo dentro de algún género en específico, algo tiene de romance, algo de intriga, erotismo, historia, drama, tal vez pueda tener tintes de metafísico, aunque estoy casi segura de que ese no es el término exacto para definirlo; no sé. Este libro parece tenerlo todo y uno se da cuenta de ello cuando toma el enorme volumen entre las manos (el lomo es del tamaño de la palma de la mano, si se midiese con una palma de tamaño promedio). El libro lo comencé en diciembre del 2008 y la razón por la que lo voy terminando hasta ahora es porque muchas otras cosas se me han atravesado enfrente, como Poniatowska, Diderot, Molière, Payno, Quevedo, Hitchcock, Bradbury, Orwell, K. Dick, y muchas otras cosas más. Me distraigo con facilidad. Sin embargo, cuando regreso a la lectura, es fácil recordar todo lo que ha sucedido y lo que ha conducido al señor Okada a donde está. Y bueno, estoy a escasas 90-y-tantas páginas para terminar, así que si este dolor de cabeza da tregua, esta noche estaré terminando un libro más, para romper con esa estadística que dice que el mexicano lee en promedio un libro y medio al año… ¿o son dos? Los que sean, yo no seré parte de esa estadística y lo digo con muchísimo orgullo.
El siguiente libro que lea será nuevamente una novela de Murakami, Tokyo Blues (Norwegian Wood), novela, que por cierto, ya la han convertido en película, la cual saldrá a la luz a finales de este año o inicios del siguiente y que será musicalizada por el mismísimo Johny Greenwood, guitarrista de la superbanda Radiohead y compositor de la muy aclamada There Will Be Blood de Paul Thomas Anderson… divago. No sé si lo han leído, estoy pensando que, en caso de que no lo hayan leído, lo puedan conseguir por ahí, lo lean y me digan qué pensaron de la novela; nunca lo he intentado, pero sería interesante ver qué pasa y ver a cuántos les interesa. Probablemente lo inicie mañana y me fijaré la meta de terminarlo en dos semanas, tal vez una, creo que es una novela corta, al menos muchísimo más corta que la que actualmente estoy terminando. Pero bueno, ya les platicaré ambas.
Por lo pronto, una hora más tarde doy por concluida esta entrada, sin cambio alguno en cuanto a dolores de cabeza, al menos los ojos ya no pesan. Me despido con “These Days” de Nico: “I’ve been out walking, I don’t do too much talking these days. These days I seem to think a lot about the things that I forgot to do, and other times I had the chance to. I stop my rambling, I don’t do too much gambling these days. These days I seem to think about how other changes came about my ways, and I wonder if I ever see another highway”.
Sin suceso interesante qué comentar, este día lo he dedicado a terminar un libro que hace ya casi dos años adquirí en un Sanborns, y no, aún no lo termino, pero ya estoy cerca, muy cerca. Tan sólo he tomado un pequeño receso de la lectura para agarrar aire, estirar los dedos, descansar los ojos sin recurrir al sueño, pero divago. El delicioso libro que estoy por terminar es Crónica del pájaro que da cuerda al mundo del escritor japonés Haruki Murakami. Un libro imponente a primera vista, y a segunda, y a tercera, pero muy bueno. El autor recurre a un lenguaje muy sencillo y fluido. No podría encasillarlo dentro de algún género en específico, algo tiene de romance, algo de intriga, erotismo, historia, drama, tal vez pueda tener tintes de metafísico, aunque estoy casi segura de que ese no es el término exacto para definirlo; no sé. Este libro parece tenerlo todo y uno se da cuenta de ello cuando toma el enorme volumen entre las manos (el lomo es del tamaño de la palma de la mano, si se midiese con una palma de tamaño promedio). El libro lo comencé en diciembre del 2008 y la razón por la que lo voy terminando hasta ahora es porque muchas otras cosas se me han atravesado enfrente, como Poniatowska, Diderot, Molière, Payno, Quevedo, Hitchcock, Bradbury, Orwell, K. Dick, y muchas otras cosas más. Me distraigo con facilidad. Sin embargo, cuando regreso a la lectura, es fácil recordar todo lo que ha sucedido y lo que ha conducido al señor Okada a donde está. Y bueno, estoy a escasas 90-y-tantas páginas para terminar, así que si este dolor de cabeza da tregua, esta noche estaré terminando un libro más, para romper con esa estadística que dice que el mexicano lee en promedio un libro y medio al año… ¿o son dos? Los que sean, yo no seré parte de esa estadística y lo digo con muchísimo orgullo.
El siguiente libro que lea será nuevamente una novela de Murakami, Tokyo Blues (Norwegian Wood), novela, que por cierto, ya la han convertido en película, la cual saldrá a la luz a finales de este año o inicios del siguiente y que será musicalizada por el mismísimo Johny Greenwood, guitarrista de la superbanda Radiohead y compositor de la muy aclamada There Will Be Blood de Paul Thomas Anderson… divago. No sé si lo han leído, estoy pensando que, en caso de que no lo hayan leído, lo puedan conseguir por ahí, lo lean y me digan qué pensaron de la novela; nunca lo he intentado, pero sería interesante ver qué pasa y ver a cuántos les interesa. Probablemente lo inicie mañana y me fijaré la meta de terminarlo en dos semanas, tal vez una, creo que es una novela corta, al menos muchísimo más corta que la que actualmente estoy terminando. Pero bueno, ya les platicaré ambas.
Por lo pronto, una hora más tarde doy por concluida esta entrada, sin cambio alguno en cuanto a dolores de cabeza, al menos los ojos ya no pesan. Me despido con “These Days” de Nico: “I’ve been out walking, I don’t do too much talking these days. These days I seem to think a lot about the things that I forgot to do, and other times I had the chance to. I stop my rambling, I don’t do too much gambling these days. These days I seem to think about how other changes came about my ways, and I wonder if I ever see another highway”.
1 comentario:
Muchas gracias, me gustó que te gustara. Y apenas he leído 10 páginas del libro, hasta ahorita todo bien. Un saludo, nos seguimos leyendo.
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